Acapulco, Gro. Un letrero que da la bienvenida a la 35 Convención Internacional de Minería permanece en medio del Aeropuerto Internacional de Acapulco como una efeméride sarcástica de la mayor catástrofe climática que ha golpeado el puerto y que la madrugada del 25 de octubre de 2023 levantó a su paso cemento, acero, árboles y autos.

En medio del aeropuerto –que recortado al mínimo cuenta con una única sala improvisada para abordar– permaneció casi intacto el letrero que daba la bienvenida al evento minero que se realizaría entre el 23 y 27 de octubre. Alrededor todo es levantar, apilar y reconstruir.

Están por cumplirse seis meses desde que Otis golpeó la costa guerrerense. Para quienes no tienen vívido el panorama de las semanas inmediatas a la tragedia, los restos de árboles y los edificios con pedazos de paredes arrancados exhiben una destrucción extendida y la necesidad de reactivar las fuentes de trabajo de miles de personas que vienen de todo Acapulco, del urbano y el rural.

Ya está un poquito más levantado. ¡Ay, no! Hasta daban ganas de llorar cuando uno salía de aquí. Imagínate cómo estaba todo destruido, cuenta Ángeles, trabajadora temporal de Fórum Mundo Imperial. La tarde en que Otis se volvió huracán categoría 5 ella trabajaba como personal de apoyo para la reunión de los mineros. Tuvo que resguardarse en los sótanos del centro de convenciones.

Al otro día, entre aturdida y preocupada por su familia, caminó hasta su pueblo, rumbo a San Marcos, en el Acapulco rural. Ella, como gran parte de los trabajadores de este foro, tiene empleo temporal cuando hay convenciones. Aquí la empresa ya tiene su personal contado, y cuando hay evento llaman a más, explica.

Apenas está llegando el trabajo. Yo creo que hay más desde hace como una semana, cuando hubo un evento, el Tianguis (Turístico), cuenta Idelfonso Tapia, taxista que da servicio en el hotel de la zona Diamante, justo frente al Fórum. En ese sitio, que podría considerarse privilegiado, se percibe una tregua tambaleante a la escasez de visitantes. Fuera no es lo mismo. No está tan muerto, pero tampoco bien, dice otro chofer abordado cerca de los complejos turísticos.

Ya tenía tiempo que no venía gente así como esta vez, comenta aparte Carmen González, quien además de trabajar de manera temporal en el centro de convenciones recolecta donativos para la Cruz Roja en la autopista. Ella percibe que los eventos de las últimas semanas y las vacaciones de Semana Santa ayudaron a paliar la falta de trabajo en el sector.

Ya tenía tiempo que no venía gente como esa vez. (En Semana Santa) las filas llegaban hasta el puente; hace como 10 años no se veía así, comenta Estefanía, recepcionista en uno de los hoteles que colindan con la playa. Considera que, al margen de eventos o convenciones, en su lugar de trabajo se observa una recuperación, sobre todo por los paquetes que atraen a familias los fines de semana.

En los alrededores de los complejos de turismo cautivo, la recuperación no se siente igual. Desde Semana Santa el semblante de esta parte de la ciudad ha mejorado, pero los fraccionamientos destruidos, algunos convertidos en pueblos fantasmas, aún limitan la llegada de personas, considera Noé Domínguez, quien trabaja en un local de tacos sobre Bulevar de la Naciones, arteria de la zona Diamante de Acapulco. Ahí vamos. Todavía nos falta bastante. Falta que llegue la gente a las casas que rentan, dice.

Década perdida

En el marco de la 87 Convención Bancaria, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, destacó que hasta el 16 de abril había 8 mil 612 habitaciones de un total de 19 mil 600 disponibles antes de Otis. Sin embargo, la reconstrucción de apartamentos se enfrenta a permisos de hasta 500 mil pesos por parte del ayuntamiento de Acapulco, señaló el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes.

Carlos Slim, presidente de Grupo Carso, estimó en noviembre que la reconstrucción de la ciudad turística tardaría al menos dos años, pero las pérdidas económicas en la ciudad podrían extenderse una década, de acuerdo con lo difundido por la consultora Retail Lab.

El edificio del aeropuerto aún está en reconstrucción. Los trabajadores de limpieza y de cuatro comercios en una pequeña sala improvisada de espera aún no saben cuándo volverán a estar como antes. Sin embargo, dicen que más gente está llegando al destino.

Datos de la Agencia Federal de Aviación Civil muestran que en el primer bimestre del año, el número de pasajeros de destinos nacionales que usó el aeropuerto de Acapulco cayó 49.7 por ciento; en operaciones internacionales el desplome llegó a 81.8 por ciento.

Carmen González obtiene trabajo temporal en el turismo. Vive en la colonia Renacimiento, cerca del río Sabana. “Nos tuvimos que salir porque la casita de nosotros tenía lámina de asbesto y Otis la despedazó”, relata con voz tranquila.

Dice que recibió apoyos del gobierno federal en especie y en efectivo. Los primeros en electrodomésticos y los segundos, por 35 mil pesos, pero todo subió de precio. Todavía no tengo techo porque pagué el material y no me lo han dado. Estoy yendo casi diario, y los trabajadores están cobrando bien caro, cuenta.

En marzo la mano de obra para construcción en la ciudad se había encarecido 8.9 por ciento anual y los materiales 2.2 por ciento. Ángeles comenta que en su comunidad, parte de la zona rural de Acapulco, también están en proceso de levantar las casas, pero las tareas de limpieza aún no terminan.

En este proceso de reponerse de un huracán de dimensiones que no habían vivido, los trabajadores hacen énfasis en que el empleo que genera el turismo es el camino para reconstruir su ciudad. Carmen resume: Si no viene la gente a Acapulco, ¿cómo vamos a salir adelante?

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