Buenos Aires. El Senado argentino comenzó a debatir este miércoles dos proyectos con reformas económicas, administrativas e impositivas consideradas clave para asegurar la gobernabilidad del presidente ultraderechista Javier Milei, mientras sindicatos, movimientos sociales y organismos de derechos humanos manifestaban su rechazo en las inmediaciones del Congreso.

La cámara alta, donde el partido gobernante La Libertad Avanza sólo cuenta con siete de los 72 senadores, debatía el proyecto de la llamada Ley de Bases y luego hará lo propio con otro que incluye reformas fiscales. Ambos obtuvieron luz verde en la Cámara de Diputados a fines de abril y, de ser aprobados, deberán volver a ese recinto para su votación final ya que han sido sometidos a distintas modificaciones que el oficialismo acordó con opositores dialoguistas.

En las cercanías de la sede legislativa cientos de manifestantes, entre ellos los miembros de la Confederación General del Trabajo —la principal central sindical—mostraban su descontento rodeados por fuerzas policiales que fueron desplegadas por el ejecutivo.

Milei, un economista ultraliberal, viene luchando por conseguir sus primeras leyes desde que llegó al poder hace seis meses en los que se ha topado sobre todo con la resistencia del kirchnerismo —el sector del peronismo que gobernó gran parte de los últimos 20 años y es la primera fuerza en ambas cámaras— y de fuerzas izquierdistas contrarias al fuerte ajuste que ha llevado a cabo, así como a las reformas que buscan terminar con décadas de intervencionismo del Estado en la economía.

Mientras el debate transcurría en el Senado, Milei volvió a defender sus políticas de ajuste y afirmó en un acto público que lo tendrán que “sacar muerto” de la casa de gobierno para impedir su determinación de asegurar el superávit fiscal.

Durante una charla ante empresarios, el mandatario expresó su deseo de que el Senado apruebe las dos iniciativas legislativas apuntando que ello reactivaría la economía argentina, hoy en recesión.

Con una representación del 10 por ciento en el Senado y del 15 por ciento en la Cámara de Diputados, La Libertad Avanza, el partido liderado por el mandatario argentino, se vio obligado a ceder terreno en sus objetivos reformistas originales durante las negociaciones a contrarreloj de las últimas horas.

 

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