La experiencia de ser invisibles en un mundo donde la aceptación es fundamental para construir la identidad es el tema de la obra Yo soy, que este domingo, a las 12:30 horas, concluirá su breve temporada el Teatro El Granero Xavier Rojas, como parte del ciclo En los límites del bosque, dirigido a niños y jóvenes.

Estrenada en 2019, en Bolonia, Italia, y desde entonces con presencia recurrente en festivales de Europa, así como de México y Argentina, este espectáculo de teatro corporal es presentado por la compañía Teatro al vacío, especializada en la creación de contenido escénico para las primeras infancias.

Su dramaturgia, la dirección y la actuación corren a cuenta de Adrián Hernández y José Agüero, y es parte del trabajo realizado por dicha agrupación a lo largo de casi 18 años de explorar e investigar una dramaturgia sustentada en el lenguaje del cuerpo y el de las imágenes.

Desde nuestra primer propuesta, fue siempre una investigación sobre el cuerpo, el movimiento y el espacio. A la fecha, tenemos alrededor de 18 obras, todas sustentadas en ese mismo lenguaje, que en esta investigación también hemos puesto en relación con nuestro público: las infancias, y nos interesa mucho que la escena dialogue con ellas. De modo que este lenguaje que es físico y corporal tiene mucho que ver con el juego. El juego también es el lenguaje a partir del cual nos comunicamos y entramos en diálogo con nuestra audiencia”, explica Adrián Hernández.

En nuestro trabajo y nuestras investigaciones como creadores escénicos y trabajadores de la cultura hemos tratado siempre de estar muy cerca de las niñas y los niños, convivir con ellos y conocerles, de modo que este lenguaje que nosotros les proponemos de alguna manera lo hemos vivenciado, experimentado junto a ellas y ellos”.

En específico, el creador escénico se refiere a la ausencia de diálogos en esta obra y apostar por la actoralidad y el empleo de muy pocos recursos escénicos, que en este caso se reduce a una serie de cambios de ropa o vestimentas.

Esta puesta, describe, “tiene que ver con la identidad; nos ha gustado acompañar siempre el título de la obra, Yo soy, con una frase que dice ‘la libertad de ser siendo’. Es decir, hay un planteamiento sobre la identidad que refiere a la libertad y la posibilidad de ir encontrando cada uno su ser y estar, sus propias personalidades, sus identidades; pero además sabiendo que esas identidades son cambiantes, que la identidad en realidad no es una cosa estática y que en un momento se construye y se estabiliza como única cosa, sino que siempre estamos siendo distintos”.

Sostiene que las experiencias y las relaciones con los otros, los objetos, el entorno y situaciones específicas son aspectos que nos construyen como seres humanos, y que somos muy diversos en sí. “Es decir, vamos siendo diferentes de acuerdo con nuestras etapas de vida, nuestro momento, un montón de factores de nuestras circunstancias”.

Más que el tema de la obra, la personalidad y la identidad son en realidad el trasfondo de la misma, aclara Adrián Hernández, quien añade que una de las características de Teatro al vacío es que sus montajes no cuentan propiamente una historia, sino que son situaciones y experiencias que suceden en tiempo presente.

Si le preguntas a un espectador, seguramente te podría afirmar que sí ve una historia, y podría contártela, pero lo que proponemos es suficiemente amplio para que cada quien pueda interpretar y jugar con las ideas, y por otro lado con mucha claridad en lo que estamos jugando para que los espectadores sigan la obra de manera entretenida y divertida”.

El ciclo En los límites del bosque continuará en diferentes recintos del Centro Cultural del Bosque (CCB) hasta el 15 de diciembre, con ¿Qué tan arriba es arriba?, con funciones hasta 15 de diciembre, sábados y domingos a las 12:30 horas, en el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández; y el concierto Swing de insectos, el concierto Big Band, el 15 de diciembre a las 14 horas en la Plaza Ángel Salas.

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