Ciudad de México. Entre el paroxismo de una multitud de gargantas desgañitadas por la emoción y de la profundidad de las penumbras, aparece por fin Shakira de un pasillo acondicionado a ras de suelo, frente al escenario, vestida con body plateado, escoltada por decenas de mujeres vistiendo chamarras en el mismo color.

Es recibida también por un aluvión de pequeñas retículas luminosas que semejan un muy poblado mapa estelar, provenientes de las pequeñas pulseras que fueron repartidas entre la concurrencia al ingresar al concierto y que se activaron de forma automática al aparecer la estrella mayor, así como en varios momentos del espectáculo.

Ha sido una cansada espera de 90 minutos –según la hora anunciada– para estos 65 mil febriles seres que desbordan esta noche de miércoles el Estadio GNP, en el primero de los siete conciertos que la cantautora colombiana ofrecerá en este foro del oriente de la capital mexicana, los cuales se extenderán hasta el 30 de marzo.

Para entretenerse, la multitud hizo en tres ocasiones la ola, esa espontanea y colectiva coreografía de ponerse de pie al tiempo que se alzan los brazos y se grita y silba entusiastamente.

Pasó el tiempo, y llegaron también los silbidos, un tanto de ansia o impaciencia, exigiendo ya el comienzo del espectáculo.

Foto Luis Castillo

Por fin, hela allí, frente a esa vorágine humana que ebulle, que clama su nombre y la vitorea, que corea sus canciones, que grita desaforada, que se subyuga y se extasía, que se desenfrena y vive al tope el momento, como si fuera el único o el último en su existencia.

Allí está, pues, Shakira, con su Las Mujeres No Lloran World Tour, la mas grande –dicho por ella– de sus giras, que desde el 11 de febrero y hasta mediados de noviembre la tendrá por ocho países de nuestra América, Estados Unidos y Canadá incluidos.

Sin dar tregua a los ensordecedores gritos de sus fans, abre el espectáculo con La Fuerte, y la estridencia crece cuando se despoja frente al público de su body para interpretar en un uncido vestido que resalta su bien torneada figura la segunda de la noche, ahora en inglés, Girl like me.

Llega la de Las de la intuición, con cinco acompañantes femeninas de su cuerpo de baile. Las gradas del inmueble, se bambolean con este tema que liga a uno de sus grandes éxitos: Estoy aquí, ante la euforia colectiva

El mapa interestelar sigue a plenitud entre las butacas y a nivel de piso. Toma la nacida en Barranquilla por vez primera la palabra para saludar con un “Buenas noches. México” y afirmar que “hoy es una de las noches más especiales” de toda la gira, al ser la primera de las siete que ofrecerá “en esta ciudad que tantas alegrías me ha dado”.

ImagenFoto Luis Castillo

Hace ver que “juntos estamos haciendo un récord histórico”, “gracias al cariño que me dan”, refiriéndose a que es la primera artista en llenar este recinto durante siete presentaciones consecutivas, con lo que suma un total de 455 mil localidades agotadas.

Tras prometer dar lo mejor de sí, sostiene: “Definitivamente, no hay mejor reencuentro que el de una loba con su manada mexicana”.

Y si estas palabras han sido acogidas con atronadores gritos, su segunda intervención es ya la estridencia absoluta al asentar que no podía estar mejor, “recibiendo tanto de ustedes” y que esto es un sueño.

Menciona que los tres años recientes han sido difíciles, “y que de las caídas nadie se salva, pero si algo he aprendido es que la caída no es el final, sino el comienzo de un vuelo mas alto”.

Continúa:. “Y es que nosotras, cada vez que nos caemos, nos levantamos. Y es que si queremos llorar, lloramos, y si no queremos llorar, nos ponemos a trabajar y facturamos..¡Bienvenidos al club de las mujeres ya no lloran!” El tono del escándalo para este momento es indescriptible.

Y el concierto de Shakira prosigue, con un cuidado diseño de iluminación; fuego sobre el escenario, proyecciones en una inmensa pantalla y continuos cambios de vestuario, uno de ellos, previo a la canción Chantaje, detrás del escenario y proyectado en tiempo real, siendo parte del show, como lo fue momentos antes el performance donde emula a un especie de androide que da vida a otro, como parte de la canción Te felicito.

Siguen desfilando los temas y este impresionante espectáculo, entre el disfrute y la febrilidad de la multitudinaria audiencia, que no se cansa de gritar, saltar, bailar y gozar. Ha sido un recorrido no lineal por los temas más añejos y conocidos de la artista colombiana y los de reciente creación. La demencia absoluta irrumpe con Ciega, sorda muda, acompañado por un mariachi que se fusiona a un pegajoso ritmo entre norteño y tex-mex.

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