Cientos de personas celebraron el pasado fin de semana la llegada del festival japonés de Otoño en la Asociación México-Japonesa, en el cual se realizaron conciertos, venta de souvenirs, espectáculos dancísticos, ceremonias del té y una muestra gastronómica enfocada en ese emblemático país asiático.

El denominado como Aki-Matsuri (por las palabras otoño y fiesta, en nipón), la edición de este año fue realizada en la sede de la asociación ubicada en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México, donde el público se dio cita para visitar las instalaciones, comer ramen, pan al vapor, okomomiyakis y para disfrutar de las interpretaciones musicales. 

Destacaron la visita de artistas japoneses y una agrupación para este encuentro: El primero fue Yoshiaki Okawa, un joven prodigio del koto (instrumento de cuerdas similar al arpa) quien asombró al público al tocar canciones como Luz de luna (opening del famoso anime y manga Sailor Moon), Stay with me, interpretada por Miki Matsubara y obras propias. 

En entrevista con La Jornada, Okawa dijo sentirse muy feliz en su primera visita a México, pues “la calidez que tienen no la hay casi en ningún lado”. “Ya he visitado las trajineras de Xochimilco y paseado por las pirámides de Teotihuacán. Me encantó México por su amabilidad y la gran cercanía que las personas tienen con los desconocidos”, comentó.

Yoshiaki aprendió a tocar el koto en la preparatoria y en poco tiempo se convirtió en un maestro en el arte.

En sus melodías hace arreglos de obras clásicas mezcladas con piezas contemporáneas.

También asistió la cantante independiente Char´R, quien igualmente hizo su primera visita a México y que ha tenido un gran éxito en Japón con sus dos primeros singles que produjo en 2023.

Destaca igualmente la trascendental danza japonesa, interpretada por Ginreikai, agrupación que cautivó a los visitantes e inclusive realizaron un baile con disfraces de dragones y otras coreografías tradicionales.

Por otra parte, los asistentes también pudieron disfrutar de la ceremonia del té, también conocida como Chanoyu, para ello utilizaron una pequeña casa junto al jardín zen que se encuentran en la Asociación, y que refleja una vivienda típica japonesa. 

La tradición es originaria de China y llegó a Japón por el monje budista Elisai, en el siglo VIII.

La ceremonia fue tan popular que se popularizó por el archipiélago y se instauró como una forma de confianza y aprecio entre las clases sociales altas. 

Los principios de la ceremonia del té son conocidos como Wa-Kei-Sei-Jyaku. El primero de estos cuatro preceptos, Wa, describe la paz y la armonía entre un anfitrión y sus invitados; el segundo, Kei, es el respeto hacia el universo; el tercero, Sei, es la pureza del alma y de intención; y el cuarto, Jyaku, se refiere a la inamovilidad y la perseverancia ante las adversidades.

Durante la primavera, verano y el otoño de cada año se realizan estos festejos que celebran la llegada de las bendiciones de la naturaleza. En invierno, el festejo se reemplaza por la navidad.

Compartir