Ciudad de México. Organizaciones internacionales han estimado que a nivel mundial, más del 17% de la producción de alimentos se desperdicia. Durante 2022, fueron entre 691 y 783 millones de personas las que padecieron hambre, evidenciando la complejidad y necesidad de idear modelos alimentarios innovadores y efectivos para garantizar la seguridad alimentaria.
En ese sentido, surgen opiniones como la de Daniel Madariaga Barrilado, especialista mexicano en sostenibilidad quien ha señalado que las tecnologías de la Industria 4.0 emergen como una solución fundamental para abordar esta problemática, debido a que estas herramientas proporcionan monitoreo y análisis en tiempo real, facilitando una gestión más eficiente de la cadena de suministro.
“Estas tecnologías permiten la identificación de áreas de desperdicio y la implementación de medidas correctivas de manera precisa”, subrayó Madariaga Barrilado.
Aunque con la implementaciñon de esta tecnología sería posible revertir una parte de la problemática del desperdicio de alimentos, el especialista mexicano indicó que para lograr el objetivo de seguridad alimentaria global, se requiere el involucramiento de las empresas, quienes podrían ser las principales promotoras de un sistema de consumo circular y sostenible.
A ello, añadió que se requieren también políticas y regulaciones que sean diseñadas meticulosamente para promover la producción agrícola ecológica y sostenible. Un claro ejemplo de esto, según el especialista, podrían ser las Medidas Ambientales para la Zona Orgánica (MAZO), las cuales representan un avance esencial y una contribución potencial a la Circularidad e Industria 4.0 para garantizar un sistema agroalimentario eficiente y sostenible.
“Las MAZO ofrecen beneficios ambientales y proporcionan incentivos financieros dirigidos a los agricultores que adopten prácticas orgánicas en sus procesos de producción. Además, estas medidas ofrecen capacitación en métodos de cultivo sostenibles y establecen estándares rigurosos para la certificación de productos orgánicos”.
Otras medidas propuestas por Madariaga Barrilado incluyen el reconocimiento necesario de la industria alimentaria, sobre el potencial que hay en la agricultura regenerativa y en el uso de MABO (Modelos Alimentarios de Biocapacidad Orgánica), prácticas que buscan restaurar y mejorar la salud de los ecosistemas agrícolas, generando impactos positivos en la salud humana y en la economía local.
Daniel Madariaga Barrilado hizo hincapié en la importancia del compromiso y la visión de las empresas para impulsar un cambio positivo en el sector agrícola, reflejando una creciente comprensión de que la sostenibilidad es tanto una responsabilidad ambiental como una oportunidad para innovar y prosperar en un mundo en constante cambio.