Madrid. El malestar y el hartazgo de los agricultores europeos llegó hasta Bruselas, donde se manifestaron cerca de 900 tractores y miles de personas que provocaron el caos en la ciudad con quema de neumáticos, cierre de calles y hasta el bloquea durante unas horas del aeropuerto de la ciudad de la capital de la Unión Europea (UE). En Madrid se registró una movilización masiva, de más de 30 mil personas, según las organizaciones convocantes, que llevaron su descontento ante la sede del Parlamento Europeo en la ciudad. Estas protestas han provocado más celeridad en la modificación de las políticas agrarias de la Comisión Europea (CE).

Este lunes todos los agricultores europeos estaban pendientes de la crucial reunión en Bruselas de todos los ministros de Agricultura de la UE y los máximos representantes de la CE, que son finalmente los que definen y aprueban las normativas en cuestiones agrarias y medioambientales. En el encuentro multilateral estaban por un lado los representantes de los gobiernos de cada país, ávidos de que se aprueben medidas inmediatas para impedir que se agudicen las movilizaciones y las protestas, y por el otro lado los dirigentes y funcionarios de la CE, que aspiran a confluir las políticas agrarias con la agenda medioambiental del 2030 y los proyectos de acuerdos de libre comercio con otros regiones y países, como el Mercosur, México o Chile.

Pero las protestas de las últimas semanas, que iniciaron en Francia y se extendieron a Bélgica, Alemania, Portugal, Italia, España, Polonia, Grecia, Hungría y Holanda, entre otros, han provocado cambios en la política agraria común. De ahí que los ministros de Agricultura de la UE celebraron que la CE haya flexibilizado la Política Agraria Común (PAC), como pedían los agricultores, y haya aceptado eliminar los controles de la “condicionalidad reforzada”, que es una medida que beneficia al 55 por ciento de los agricultores españoles y a una buena parte de los europeos. Una de ellas la explicó el propio comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, quien anunció que se debería considerar que pasen a ser voluntarias algunas de las condiciones respetuosas con el medio ambiente que los agricultores deben respetar para recibir el apoyo PAC.

El ministro español de Agricultura, Luis Planas, celebró que la CE haya expresado su voluntad de modificar la directiva de 2019 sobre prácticas comerciales desleales para incluir aspectos relativos a “los problemas derivados de la venta a pérdidas, costes y precios. Nos parece importante que la Comisión anuncie que en la próxima legislatura tiene intención de introducir legislación a este respecto”. Además señaló que “en relación con las cláusulas espejo, yo no soy pesimista. Yo soy muy optimista. Mi experiencia europea me dice que cuando uno tiene una causa justa, y lo es en este caso, y unos argumentos a favor de ella clarísimos, y sabe defenderla con paciencia y con persistencia, acabamos logrando nuestros resultados”.

Al margen de lo que ocurría en el interior de los edificios de la CE, en las calles de Bruselas se expresaba con contundencia el malestar, hasta el punto de que se registraron varios encontronazos entre agricultores y agentes antidisturbios, que se emplearon a fondo para dispersarlos con manguerazos de agua y gases lacrimógenos.

En Polonia también se registró una protesta masiva, con el bloqueo de una parte de la frontera con Alemania para exigir a la CE la imposición de aranceles a la importación de productos alimentarios procedentes de Ucrania.

En Madrid, la protesta convocada por las principales agrupaciones del sector congregaron a cerca de 30 mil personas, según los convocantes, y a cinco mil, según la delegación del gobierno. Además circularon por el centro de la ciudad alrededor de 100 tractores, que llegaron hasta las puertas del Parlamento europeo, en el céntrico Paseo de la Castellana, donde entregaron sus reivindicaciones, en el que insistían en la idea de que en la reunión que se está llevando a cabo en Bruselas se está “decidiendo nuestro futuro”.

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