Pekín. Uno de los principales anhelos de alguien que vive en Pekín es ganar la lotería. El premio: una matrícula de auto. La probabilidad de hacerse de una es menor que la de nacer un 29 de febrero. Esta escasez, derivada de una política pública para reducir la propiedad de vehículos en la capital china, ha generado un mercado en que la renta de placas puede llegar a costar lo mismo que el arriendo de un pequeño cuarto, pero también ha promovido una movilidad menos dependiente de los motores de combustión.

Nacida en 2011 como una medida para reducir el número de propietarios de autos en Pekín, y así reducir el tránsito y la contaminación, la lotería de las placas se ha vuelto un golpe de suerte. De acuerdo con las cifras de la Comisión Municipal de Transporte, por cada placa nueva disponible hay 2 mil 898 personas que la disputan. Pese a que en general hay una política más laxa con las matrículas de vehículos eléctricos de nueva energía, esta escasez también las comienza a alcanzar.

Yifei Quan, del Instituto de Energía, Ambiente y Economía de la Universidad Tsinghua, y Lunyu Xie, de la Escuela de Economía Aplicada de la Universidad Renmin, exponen que en enero de 2011, cuando inició el programa y participaron 180 mil ciudadanos, la probabilidad de ganar una placa era de 9.4 por ciento; dos años después, en diciembre de 2012, era de 1.4 por ciento; y en 2019, cuando los solicitantes alcanzaron 3.34 millones, de sólo 0.2 por ciento.

Como resultado, el tiempo de espera para ganar la lotería de las placas pasó de menos de seis meses a principios de 2011 a tres años a finales de 2012, y luego a alrededor de 40 años para finales de 2019, añaden los investigadores. No sólo se debe a que de inicio la rifa se hacía cada mes, luego cada dos meses y por último cada semestre, también responde a que el número de personas con capacidad para comprar un auto nuevo ha crecido.

Álvaro Lago lleva más de una década inscrito en el programa. Hasta ahora no ha logrado hacerse de una matrícula. Sin embargo, confía en la suerte. Uno de sus connacionales ganó sólo seis meses después de que se inscribió al programa.

Como un bien cada vez más escaso, el costo de rentar una placa ha ido en aumento. De acuerdo con lo reportado en redes sociales, cálculos conservadores apuntan a un arriendo de entre 10 mil a 13 mil yuanes por año (de 28 mil 118 a 36 mil 554 pesos). Hay otros estimados anecdóticos que colocan su precio en hasta 20 mil yuanes (56 mil 237 pesos). El que tiene matrículas tiene más que una casa, de acuerdo con algunos capitalinos.

Así, una placa de Pekín puede representar una renta suficiente para un jubilado, sobre todo porque en un inicio la medida provocó que quienes no obtenían placas de esta ciudad acudieran a provincias cercanas. La necesidad de reducir los niveles de contaminación –que de acuerdo con las autoridades locales es producida entre un cuarto y un tercio por la congestión vehicular– llevaron a nuevos controles de tránsito.

Los autos que no tienen placas de Pekín sólo pueden circular una semana al mes en la ciudad. Un sistema de cámaras que monitorea la capital en tiempo real sanciona a los vehículos que transgreden la medida. Otras 50 ciudades de China han adoptado políticas de restricción para reducir el parque vehicular, y un sistema de lotería de placas también aplica en provincias como Shanghái, Shenzhen y Cantón.

Ese control sobre las placas no frena a la industria automotriz más boyante del mundo. China es el mayor mercado de autos a nivel internacional. Sólo en 2024, la Asociación de Fabricantes de Automóviles pronostica que las ventas totales en el mercado interno alcancen 31 millones de unidades, y sólo las de vehículos eléctricos de nueva energía llegarán a 11.5 millones.

El año pasado Pekín rifó 100 mil placas entre individuos, familias y, en menor medida, empresas y dependencias de gobierno. De ellas, 30 mil fueron para vehículos con motor de combustión interna y otros 70 mil para eléctricos. El número de venta de autos es, en conjunto, hasta seis veces mayor, debido a que la capital cuenta con una política de que ningún carro con una antigüedad mayor a 10 años puede transitarla.

En 2024, la cuota total de matrículas para automóviles de pasajeros se fijó de inicio en 100 mil, con 20 mil asignadas para vehículos de motor de combustión interna y 80 mil para los de nueva energía eléctrica; para estos últimos se agregaron 20 mil láminas más –en parte para estimular el mercado interno–, pero sólo están disponibles para familias que no tengan ningún automóvil de los más de 6 millones que hay en la ciudad.

Esta escasez ha generado que las personas desistan de conducir. De acuerdo con lo hallado por Quan y Xie, después de esperar 26 meses, la probabilidad de que los ganadores de la lotería de placas cambien su método de desplazamiento a la conducción se reduce 16 por ciento.

Este cambio de comportamiento ha reducido el kilometraje anual de vehículos de Pekín en 8.48 millones de kilómetros y ha evitado 2 mil toneladas de emisiones de dióxido de carbono por año, detallan los investigadores en un artículo académico.

Alquilar una matrícula obtenida a través del sistema de lotería también conlleva el riesgo de que ésta sea revocada. A ello se suman la posibilidad de que el dueño de la placa venda el auto o que el propietario del vehículo tenga un percance grave que implique una responsabilidad para quien arrendó el permiso.

En esta situación que tus padres te hereden su matrícula, es lo mejor que te puede pasar, comenta un usuario que no ha corrido con suerte.

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