La Orquesta Típica de la Ciudad de México (OTCM) “trata de llegar lo más estable posible” al magno concierto con el que conmemorará este domingo en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes los 140 años de su fundación, aniversario que la sitúa como la agrupación musical en activo más antigua de México y América Latina.

El motivo, además de los festejos que ha realizado a lo largo del año de tal efeméride, es la incertidumbre por el actual momento político del país y la capital de la República, debido a los cambios en sus respectivas administraciones sexenales, explica su director artístico, Alberto Torres Xolocotzi, quien asume tal coyuntura como un reto y una oportunidad.

Como lo he mencionado en otras ocasiones, la orquesta necesita tener mayor visibilidad y que las autoridades pongan ese énfasis en ella. Ya se tuvo una primera reunión con los nuevos responsables de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México –instancia de la que depende la agrupación— y se han planteado varios aspectos. Sin embargo, falta mucho, más mesas de trabajo; la verdad, es que la orquesta llega con muy buen ánimo, contenta, a esta sala preciosa de Bellas Artes, y todos quienes la integramos estamos muy emocionados por dar este concierto para el público”, afirma el también flautista tlaxcalteca.

En entrevista, acepta que en la OTCM prevalecen cierta zozobra y hasta miedo por el futuro de la misma, ante los movimientos en el gobierno capitalino: “Como en todas las agrupaciones artísticas, siempre los cambios son preocupantes. De parte de la secretaría nos han dicho que no hay motivo para ese temor, que ellos vienen con toda la intención de apoyar a la orquesta y de hacerle justicia, en pocas palabras, y eso nos alienta a seguir.

Sin embargo, siempre hay temor ante un cambio de esta magnitud. Esperamos que con esta nueva administración podamos llevar a la orquesta típica al lugar donde merece; como lo he dicho hace tiempo: tener una sede digna, así como todo aquello que necesita tanto artística como operativa y administrativamente”.

En términos personales, Torres Xolocotzi niega estar temeroso o preocupado en lo conciernente a la agrupación y su permanencia al frente de la misma, cargo para el cual fue contratado por tres años, de los cuales han transcurrido un año y cuatro meses.

Estoy a la espera y la expectativa de que todo esto se cumpla, de que se hagan mesas de trabajo para la orquesta, y espero que se pueda concretar y que podamos llevar nuestra música, nuestra historia, la historia del país, mucho más allá de estos 140 años”, sostiene.

Tengo puestas mi fe y esperanza en la nueva administración del gobierno de la Ciudad de México, en su Secretaría de Cultura, para que ahora sí le haga justicia a la OTCM: que realmente se le dé el valor artístico e histórico que tiene, así como que se valore a sus músicos, que son los que la representan”.

Entre los principales desafíos, el director señala que debe ponerse más énfasis en la visibilidad, la difusión, la creación de nuevos públicos y que la orquesta pueda ir a diferentes lugares, para lograr ser representativa de la Ciudad de México y, más adelante, pensar también en serlo a escala nacional.

Tenemos de frente un reto muy bueno del cual se puede salir adelante, y del que vamos a salir triunfantes, siempre y cuando se procuren todos esos puntos que son necesarios tratar”, subraya el músico, quien recuerda que la OTCM vio la luz en 1884 con el fin de difundir la música tradicional y popular mexicana, encomienda que se mantiene vigente, resalta, ya que en el transcurso de la historia esas expresiones han sido soporte fundamental para la música nacional de concierto.

Tenemos compositores que no se conocen porque no se les ha hecho justicia. Hay muchos que están en el olvido y cuyo rescate y puesta en valor es uno de los rasgos importantes de la orquesta típica, como parte de su tarea de difundir, resguardar y promover la música mexicana popular y tradicional”.

Otro aspecto que destaca de la labor de esta institución musical y que le otorga su singularidad son los instrumentos típicos que la conforman, como el salterio, el bandolón, el bajo sexto y la guitarra, varios de los cuales, a su decir, si no son valorados, corren el riesgo de desaparecer.

Respecto del concierto en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, programado a las 17 horas, precisa que su título es La fiesta mexicana y que su repertorio busca dar un panorama general de las celebraciones y las músicas de las diferentes regiones del país.

El programa abrirá con Los melancólicos cantos de Juan Nepomuceno, composición de Eduardo Angulo basada en tres cuentos de Juan Rulfo, para luego continuar con algunas suites y música tradicional y popular de Sinaloa, Oaxaca Veracruz y Michoacán. “Será una gran fiesta. Invitaremos al público a que cante, celebre, a que si gusta se levante de su lugar y baile”, finaliza el director de la orquesta.

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