Taipei. Lai Ching-te, considerado por China como un peligroso “separatista” por sus posiciones proindependentistas, ganó este sábado la elección presidencial en Taiwán y prometió defender a la isla de las “intimidaciones” de Pekín.
El actual vicepresidente y favorito en los sondeos, miembro del gobernante Partido Demócrata Progresista (DPP), obtuvo el 40,2 por ciento de los sufragios, según los resultados escrutados en 98% de los centros electorales.
Estas elecciones se celebraron a la sombra de las amenazas de China, un país comunista que considera que esta isla es parte de su territorio y nunca dejó de proclamar su intención de “reunificar” el país, por la fuerza de ser necesario.
“Estamos decididos a proteger Taiwán de las intimidaciones y amenazas continuadas de China”, dijo Lai Ching-te en su discurso de la victoria, en el que se comprometió también a mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán.
“Le estamos diciendo a la comunidad internacional que entre democracia y autoritarismo, estaremos del lado de la democracia”, añadió, celebrando un “nuevo capítulo”.
Su principal adversario, Hou Yu-ih, candidato de Kuomintang (KMT) que preconiza un acercamiento con Pekín, admitió su derrota.
“Respeto la decisión final del pueblo taiwanés” y “felicito a Lai Ching-te (candidato rival) y a Hsiao Bi-khim (compañera de lista) por su elección”, declaró Hou Yuh-ih a sus seguidores.
Antes de las elecciones China instó a los taiwaneses a tomar “la decisión correcta” si quieren evitar la guerra y describió a Lai Ching-te como un peligroso “separatista”.
Tres hombres aspiraban a suceder a la presidenta Tsai Ing-wen, que llegó al límite de dos mandatos (2016-2024) marcados por la creciente presión diplomática, económica y militar de Pekín.
Además de Lai y del expolicía Hou Yu-ih del Kuomintang (KMT), partidario de mejorar las relaciones con Pekín, concurrió Ko Wen-je, líder del pequeño Partido Popular de Taiwán (PPT).
Taiwán y China continental están separados de hecho desde 1949, cuando las tropas comunistas de Mao Zedong derrotaron a las fuerzas nacionalistas, que se refugiaron en la isla e impusieron una autocracia que mutó en democracia en los años 1990.
El ejército chino prometió el viernes “aplastar” cualquier intento de “independencia” de Taiwán, una isla situada a 180 km de sus costas.
La Unión Europea felicitó a “todos los electores” que participaron a “este ejercicio democrático”.
Estados Unidos, principal sostén y proveedor de la isla, siguió de cerca el proceso electoral.
En Washington, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, reunido con un dirigente del Partido Comunista Chino, instó a Pekín a “mantener la paz y la estabilidad” durante los comicios.
El estatus de Taiwán, donde viven 23 millones de personas, es uno de los asuntos más espinosos de la rivalidad entre China y Estados Unidos, que compiten por la influencia en esta región estratégica.
Posturas soberanistas
En sus mitines, Lai se presentó como el defensor del estilo de vida democrática de Taiwán que, desde su partido PPD, consideran ya como un Estado independiente de facto.
“Por favor, salgan y voten para demostrar la vitalidad de la democracia de Taiwán”, dijo a los reporteros antes de votar en la ciudad meridional de Tainan.
“Esta es la democracia de Taiwán que tanto ha costado conseguir. Todos deberíamos apreciar nuestra democracia y votar con entusiasmo”, agregó.
Estas posturas soberanistas de Lai y de la presidenta Tsai son criticadas por la oposición del Kuomintang, que los acusa de contrariar a China.
Frente a estos dos partidos que se han alternado el poder desde el inicio de la democracia taiwanesa, el pequeño PPT se abrió paso como una “tercera vía”.
Además de escoger presidente, los taiwaneses renuevan su Parlamento.
Territorio estratégico
Los comicios parecieron despertar interés en la red social china Weibo, donde la etiqueta “Elecciones Taiwán” se convirtió en una de las más populares, antes de ser bloqueada a media mañana del sábado.
La isla es clave para la economía mundial, tanto por su posición estratégica entre el mar de China Meridional y el océano Pacífico como por su puntera industria de semiconductores, componentes indispensables en teléfonos, autos o misiles.
En los últimos años, China aumentó la presión militar sobre el territorio, lanzando periódicamente maniobras a gran escala que suscitaron temores de una eventual invasión.
También intensificó su campaña diplomática para aislar a Taiwán, ahora reconocida oficialmente por solo 13 Estados después de que países como Honduras o Nicaragua rompieran relaciones con Taipéi para establecerlas con Pekín.
En un reciente discurso de fin de año, el presidente Xi Jinping aseguró que China “sin duda se reunificará”.