La escritora y periodista Elena Poniatowska dijo que le resultó una conmovedora sorpresa, cuyo recuerdo conservará siempre, la recepción que le prodigaron el público y sus amigos durante la presentación, la tarde de ayer, del segundo volumen de una selección de sus textos publicados en La Jornada.

La autora fue el centro de una charla festiva y cariñosa desde el inicio, pues apenas se hizo presente la premio Cervantes 2013, fue recibida con una ovación de pie por la mayoría del casi millar de asistentes al Foro Elvia Carrillo Puerto de la Feria Internacional del Libro (FIL) Zócalo.

Durante la actividad se repartieron entre el público ejemplares de Elena Poniatowska: Su obra en La Jornada (volumen II). El primero se editó en 2022 como un minihomenaje, en el contexto de los 90 años de la narradora.

La Brigada para Leer en Libertad consignó entonces que era una forma de celebrar “su vida, su lucha, su solidaridad, su talento, sus letras, haciendo este libro en el cual encontrarás algunas de sus opiniones y entrevistas, que de manera cotidiana salen en el periódico La Jornada, al cual agradecemos todo el apoyo”.

El libro presentado aborda temas como la Convención Nacional Democrática, la vida de la luchadora social Evangelina Corona, la tragedia de la guardería ABC, la lucha sindical de la Cooperativa Pascual, el caricaturista Rius, la poeta polaca Wislawa Szymborska, el cantante y compositor Juan Gabriel, el dirigente estudiantil Raúl Álvarez Garín y el cronista Carlos Monsiváis.

La periodista fue el centro de una charla festiva y cariñosa en el Foro Elvia Carrillo Puerto. Foto Cristina Rodríguez

Las enseñanzas de Jesusa

Poniatowska pidió un minuto de silencio para que ella pudiera dar las gracias, y pensar que mi mamá y mi padre, que están más arriba de esta lona, nos ven a todos y me ven aquí, donde estuvo acompañada por el historiador Paco Ignacio Taibo II, la investigadora feminista Marta Lamas y el cronista Fabrizio Mejía Madrid, así como Argel Gómez Concheiro, titular de Grandes Festivales Comunitarios de la Ciudad de México.

Recordó que fue una niña de convento de monjas, de pedir perdón por los pecados que todavía no cometía, pero que luego cometería, seguramente, con singular alegría.

Destacó la solidaridad y enseñanza de Marta Lamas, al igual que cuando inicié en el periodismo y la literatura, me enseñó en otro campo Jesusa Palancares. Todo lo que me decía me parecía luminoso. Nunca había oído nada tan extraordinario como sus relatos, porque ella estuvo en la Revolución Mexicana. Montó a caballo. Estuvo en muchas batallas. No quería a Pancho Villa, y sí quería mucho a Emiliano Zapata.

Añadió que Palancares le abrió las puertas a un mundo que no era el suyo, el de las niñas bien, de darse golpes de pecho y tomar clases de ballet, piano y canto. Fui muy de rezar. Me hincaba todo el día y pedía perdón. No sé bien qué fue mi juventud, pero fue muy bella.

Fabrizio Mejía refirió la importancia del manejo informativo de excepción de este diario, como dijo el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, impreso que ha acompañado muchísimos movimientos sociales, desde su fundación, como tras el sismo de 1985, la campaña electoral de 1988 y el fraude, la denuncia del Fobaproa y el horror del calderonato.

Sobre Poniatowska, mencionó que entre el espanto y el prodigio ha transcurrido su vida pública, en el que resalta su llamado por preguntar y los textos que ha publicado en los que se halla una vocación de hilar de forma artesanal la voz de muchas personas, así como su resistencia a flagelos como el racismo, el clasismo y la misoginia.

En su intervención, Marta Lamas comentó que Poniatowska se ha convertido en un símbolo. Su denuncia, que es un grito de amor por México, es también un reclamo por las mujeres sometidas y una alabanza por las indómitas que, de manera individual o social, han inaugurado espacios y caminos de lucha. Es la escritora más famosa y más querida de México.

Personifica, agregó la escritora, un propósito fundamental del feminismo: que una mujer dé cauce productivo a su deseo de realización. En el caso de Elena, de escribir.

Paco Ignacio Taibo II recordó que en su adolescencia se dijo: cuando sea grande, quiero ser como Elena, pues ella una y otra vez hacía lo que los demás debíamos hacer.

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