Ciudad de México. Fernando Guerrero, ex silbante internacional con gafete FIFA, tiene partidarios y detractores. A algunos se le conocen dos caras y ninguna es la suya. Desde septiembre pasado, los dirigentes de la Comisión de Árbitros, Enrique Osses y Armando Archundia, dejaron de asignarle partidos en la Liga Mx sin explicación de por medio. La falta de evidencias sobre su bajo rendimiento, el mal trato y una serie de decisiones “viscerales y poco pensadas”, que fueron cuestionadas por él dentro del gremio, obligaron su retiro profesional el pasado 18 de enero.

“Hasta hoy sigo esperando una respuesta de ellos”, afirma a La Jornada mientras se acerca el teléfono y baja el volumen de la televisión. Tiene los recuerdos intactos. Lo primero que se le viene a la mente al repasar los meses en los que estuvo apartado es el silencio de sus jefes. “Me voy porque es una cuestión de dignidad. Buscaron cualquier pretexto para hacerme a un lado. Todavía en julio declararon que era candidato a dirigir en la Copa del Mundo de 2026 y, de repente, en septiembre dejé de aparecer en las designaciones. No me nombraron más”.

En el círculo de confianza de Guerrero hay varios silbantes, incluido el director general de la Comisión, Juan Manuel Herrero, principal promotor de su despedida en el Toluca-Monterrey, correspondiente a la segunda fecha del torneo. Osses y Archundia son de otra clase. Cuando alguno aparece en la conversación, el ex árbitro central de 43 años –mundialista en Qatar 2022 y con participaciones en la Copa Libertadores, Copa Oro y el Mundial de Clubes de la FIFA– se detiene unos segundos, elige el momento para responder y lo hace con cierta ironía.

“No soy un tipo rencoroso. Son personajes que siguen ahí, que estuvieron al frente de la Comisión, pero no tengo nada que decir sobre ellos. Por algo llegó el señor Herrero al frente del gremio; eso después el tiempo lo va a decir”, menciona el también licenciado en odontología, marginado del rol de partidos desde el Apertura 2024. “Veía decisiones muy viscerales y no pensadas. Tal vez no fui políticamente correcto en algún momento, pero no me arrepiento. A veces algunos están preparados para escuchar que una persona exprese sus puntos de vista sobre las situaciones que pueden mejorar”.

En la estructura actual de la Comisión de Árbitros, los cargos del chileno Osses –director técnico– y Archundia –antes presidente, ahora director de delegaciones arbitrales y mentoría– responden a la dirección general. El objetivo de la Federación Mexicana de Futbol es que existan pesos y contrapesos, una mayor transparencia en la designación de partidos, según el rendimiento de los silbantes, y que se fortalezca la claridad en las evaluaciones. “Es un gremio unido, lo que faltaba era la llegada de alguien que pusiera las reglas”, sostiene Guerrero, convencido de que el tiempo es un aliado para trazar comparaciones.

Al ex silbante con gafete FIFA lo apodan El Cantante, sobrenombre que remite a antiguos festejos en Tepeji del Río, Hidalgo, y cenas de fin de año de sus compañeros de profesión, donde solía interpretar canciones de todo tipo. A diferencia de esos días de improvisadas serenatas, en su hilo de voz gravita una sensación de incredulidad y extrañeza, la idea de que su retiro lo forzaron desde las cúpulas más altas. “Si la gente que está en el futbol tiene a bien llamarme en un futuro, no cierro las puertas de regresar”, apunta el hoy analista de televisión sobre un probable puesto directivo, aunque con distintas personas en el gremio.

“Fue un proceso muy complicado. Trabajé y me preparé física y técnicamente para llegar al siguiente Mundial, pero las circunstancias se dieron así. He sido siempre una persona frontal, transparente y muchas veces ortodoxo; siempre pregunté por qué de las cosas, por qué no estoy en una designación, por qué no me tocan partidos si dicen que mi nivel es alto. No me arrepiento de nada. Si algún día ellos (Osses y Archundia) responden y dicen qué fue lo que pasó, me lo comparten, porque sigo esperando una respuesta”.

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