La pesadilla de Sergio Pérez no termina. El piloto mexicano alimentó la esperanza no sólo de revertir una temporada en el infierno, sino también de sacudirse el espanto por lo sucedido en esta misma pista del autódromo Hermanos Rodríguez, donde hace un año un choque lo dejó fuera en los primeros segundos de competencia. Pero fue eliminado apenas en el primer corte de la calificación. Y mientras el tapatío sueña con una mejor suerte, Carlos Sainz, de Ferrari, conquistó la pole position, apenas un parpadeo adelante de Max Verstappen y su Red Bull con el que no gana desde junio.

Ya sin el héroe local en la disputa por los lugares de salida, el público en las gradas se refugió en otra estrella, en el fulgor del actor estadunidense Brad Pitt enfundado en traje de piloto para realizar algunas escenas para su próxima película sobre un equipo ficticio de Fórmu-la 1. La gente estaba entregada a la figura hollywoodense, quien además de simular estar en competencia, caminó por la pista con una bandera mexicana. El alboroto del todo real daba la ilusión de que la estrella cinematográfica había ganado una carrera. El público mexicano es fantástico, alcanzó a decir cuando se marchaba tras filmar. Con o sin Checo, los fanáticos disfrutan esta tarde.

Infierno que no cesa

Pero el piloto tricolor no tenía nada en qué refugiarse. Parafraseando al poeta, hay un infierno que no cesa y ha terminado por abrasar el paisaje completo de Checo Pérez, quien ayer quedó eliminado en el primer corte de la calificación. La Q1 deja fuera a los últimos cinco competidores y el mexicano terminó en el lugar 18, que será el que ocupará en la parrilla de salida este domingo en el Gran Premio de la Ciudad de México.

Checo se quejó de que su Red Bull no frenaba en las curvas y apenas pudo superar a Esteban Ocon (BWT Alpine) y Guanyu Zhou (Sauber), los últimos en este primer corte. Antes del tapatío, y también fuera, llegaron el argentino Franco Colapinto (Williams) y Oscar Piastri (McLaren).

La frustración otra vez se apoderó de Checo, quien ahora tendrá que trabajar cuesta arriba si quiere revertir un poco los malos resultados que acumula en esta temporada que califica de terrible.

Es una pena, lamentó Pérez al final de su sesión; me cuesta mucho frenar el auto, no puedo y ese ha sido el problema que he tenido en las últimas tres carreras.

A lo largo de este año se ha quejado del desempeño de su monoplaza por las modificaciones que le han realizado y que lo han convertido en un vehículo que le parece poco confiable. Esos problemas –afirmó– que ya los tienen bien detectados, pero cuya solución no resulta sencilla.

“Espero poder sumar algunos puntos este domingo para minimizar el daño; eso sería lo mejor que podríamos hacer.

El Gran Premio de México es una carrera larga donde absolutamente todo puede pasar y daremos lo mejor de nosotros, porque este es el fin de semana donde mejor quiero hacer las cosas y desafortunadamente no lo he podido lograr, agregó el mexicano.

Apenas el viernes señaló que un buen resultado salvaría esta campaña tormentosa. Pero con es-ta eliminación todo se vuelve otra vez un páramo desolador en don-de necesitará algo más que el temple y la pericia que ha demostrado en otras carreras en las que ha logrado revertir situaciones adversas.

Estamos limitados con partes de la aerodinámica en el piso; no sé si hay ahí una diferencia importante más allá de la que creemos, pero ese es el principal problema que tengo en este momento, remató.

El dilema será entonces sobreponerse a un arranque en las últimas posiciones, una pista que se vuelve compleja por la poca resistencia del aire, luchar contra rivales que están desatados y, sobre todo, una máquina que no responde.

Palmo a palmo

Mientras Checo se debate por mejorar el rendimiento ante su propia afición que no deja de apoyarlo, ocurre otra competencia entre pilotos que pelean palmo a palmo y por cada milésima de segundo en la pista. En esta disputa la posición de privilegio la conquistó el español Carlos Sainz de Ferrari con 1:15.946 que logró imponerse por unas milésimas al actual campeón Max Verstappen. Detrás entraron en ese orden: Lando Norris (McLaren), Charles Leclerc (Ferrari), George Russell (Mercedes) y Lewis Hamilton (Mercedes).

Aunque sigue liderando el campeonato con 354 puntos, Verstappen ha perdido autoridad ante el empuje de McLaren con Norris como sombra a sólo 57 unidades de distancia y Leclerc a 79 de la cima, cuando sólo faltan cinco carreras –incluida la de hoy– para que finalice el serial.

Un panorama tan distinto al de hace un año para Red Bull, que era el dominador incontestable del serial. Si Checo está lejos del subliderato de aquel entonces, y en la actualidad el triple campeón Versta-ppen no parece irreductible, pues no ha logrado subir al puesto más alto del podio desde que lo consiguió en el Gran Premio de España el 23 de junio. El neerlandés incluso se quejó de problemas en el auto durante las prácticas libres del viernes, pero logró mantenerse competitivo ayer, a pesar de sufrir la anulación de la primera vuelta en la Q3, para quedar en la segunda posición en la parrilla de salida.

Otra historia se cuenta en las gradas donde la gente se desanima apenas un instante por el mal resultado de Checo, pero no dejan de alentarlo y de abrigar esperanzas de que todo mejore el domingo. Aunque Pérez no consiguió lo que esperaba el público, no dejó de disfrutar de este Gran Premio. Y si no, ahí estaba la filmación de Brad Pitt para salvar la tarde. De ahí, quizás, que los organizadores afirmen que el éxito futuro del Gran Premio de la Ciudad de México no dependa de la presencia de Pérez. Aun sin héroe local, parece que el público está metido de lleno en la Fórmula 1 como confirmó la asistencia cercana a las 143 mil personas.

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