Jerusalén. Un funcionario israelí afirmó el jueves que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, enviará negociadores para reanudar las conversaciones de cese al fuego en Gaza.

La decisión se produce un día después de que Hamas envió una nueva respuesta a una propuesta, respaldada por Estados Unidos, para un cese al fuego que se realizaría por etapas.

El funcionario israelí, que habló con la condición de mantenerse en el anonimato para explicar deliberaciones internas, dijo que Netanyahu decidió autorizar que un equipo continué las conversaciones. No se dijo cuándo ni dónde tendrán lugar dichas conversaciones.

Anteriormente, las conversaciones se han estancado por la insistencia de Hamas en que Israel acuerde el fin de la guerra y un retiro total de sus tropas en Gaza. El funcionario afirma que Netanyahu reiteró su postura de que Israel no pondrá fin a la guerra hasta que alcance su objetivo de destruir la capacidad militar y de gobierno de Hamas y el regreso de todos los rehenes en Gaza.

Entre tanto, los combates se intensificaron entre Israel y la milicia libanesa Hezbolá. El grupo libanés dijo haber lanzado más de 200 cohetes y drones explosivos al norte de Israel parra vengar la muerte de un comandante destacado en un ataque aéreo israelí el día anterior.

El conflicto de relativo bajo nivel ha prendido fuego literalmente a la frontera y planteado el temor a una guerra aún más devastadora en Oriente Medio. Hezbolá ha dicho que detendrá sus ataques si hay un cese el fuego entre Hamás —otro grupo con apoyo de Irán— e Israel.

Estados Unidos ha reunido apoyos para un plan que supondría liberar a todos los rehenes que sigue reteniendo Hamas a cambio de una tregua duradera y la retirada de fuerzas israelíes de Gaza. Pero hasta ahora, ningún bando parece haberlo aceptado por completo.

Hamas propuso “enmiendas” el mes pasado, algunas de las cuales Washington dijo que no eran factibles, sin dar detalles. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha confirmado que la propuesta original era israelí, pero ha expresado sus dudas sobre que supusiera el final de la guerra, una exigencia crucial de Hamás.

Hamas confirmó el miércoles que había enviado otra respuesta a Egipto y Qatar, que sirven de mediadores en las negociaciones, sin dar más detalles. Un funcionario estadounidense dijo que el gobierno de Biden estudiaba la respuesta, que describió como constructiva, aunque dijo que quedaba más trabajo por hacer. El funcionario, que no estaba autorizado a hacer comentarios, habló bajo condición de anonimato.

Un funcionario israelí dijo que Netanyahu reuniría a su gobierno el jueves para comentar las novedades en las negociaciones. El funcionario, que no estaba autorizado a comentar la reunión con los medios, habló bajo condición de anonimato. Es probable que Israel celebre consultas adicionales antes de tomar una decisión final sobre cualquier propuesta enmendada.

Bassem Naim, un responsable político de Hamas, dijo que el grupo no ha aceptado ni rechazado la propuesta estadunidense y ha “respondido con algunas ideas para reducir la brecha” entre los dos lados, sin entrar en detalles. Ismail Haniyeh, el líder político del grupo, ha compartido sus sugerencias con funcionarios egipcios, cataríes y turcos, según un comunicado del grupo el miércoles por la noche.

Las autoridades estadounidenses han dicho que la nueva propuesta tiene nuevos términos propuestos por Egipto y Qatar el sábado que se refieren a las negociaciones que comenzarían durante la primera de las tres fases descritas por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un discurso el 31 de mayo.

La primera fase contempla un “cese el fuego pleno y completo”, la retirada de fuerzas israelíes de todas las zonas densamente pobladas de Gaza y la liberación de varios rehenes, incluidas mujeres, ancianos y heridos, a cambio de la liberación de cientos de prisioneros palestinos.

La propuesta pedía a las partes que negociasen los términos de la segunda fase durante los 42 días de la etapa inicial. Según la propuesta actual, Hamas podría liberar a todos los hombres que aún retiene, tanto civiles como soldados, durante la segunda fase. A cambio, Israel podría liberar a un número acordado de prisioneros y detenidos palestinos. Las liberaciones no ocurrirían hasta que se instaure una “calma sostenible” y todas las tropas israelíes se retiren de Gaza. En la tercera fase se devolverían los restos de rehenes fallecidos.

La transición de la primera a la segunda fase parece ser el principal punto de fricción.

A Hamas le preocupa que Israel reanude la guerra después de la primera fase, quizá tras hacer demandas poco realistas en las conversaciones. Las autoridades israelíes, por su parte, han expresado sus reparos a que Hamas haga lo mismo, alargando las negociaciones y la fase inicial de forma indefinida sin liberar a los cautivos que quedan.

En una larga entrevista en televisión el mes pasado, Netanyahu dijo que está dispuesto a cerrar un “acuerdo parcial”, pero que está comprometido con continuar la guerra “tras una pausa” para aniquilar a Hamas. Más tarde, en declaraciones ante el parlamento israelí, afirmó que el país sigue comprometido con el acuerdo presentado por Biden.

La guerra comenzó cuando milicianos liderados por Hamas realizaron un ataque sorpresa el 7 de octubre contra varias bases militares y poblaciones agrarias en el sur de Israel, en el que mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles. También secuestraron a otras 250 personas, de las que más de 100 fueron liberadas durante un cese al fuego de una semana en noviembre. Los milicianos aún retienen a unos 80 rehenes y los restos de otros 40.

Israel emprendió una gran ofensiva en respuesta al ataque del 7 de octubre que ha matado a 38.100 palestinos, según autoridades de salud en Gaza, que no distinguen entre civiles y combatientes, aunque indican que muchos de los muertos eran mujeres y niños. Más de 87 mil personas han resultado heridas en la contienda, según el Ministerio de Salud.

La guerra ha causado una enorme destrucción en el territorio, desplazado a la mayoría de sus 2,3 millones de habitantes —a menudo, varias veces— causado un hambre generalizada y planteado el temor a una hambruna.

 

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