América Latina y el África subsahariana son las regiones donde se concentran los países con los mayores niveles de desigualdad, con los más bajos ingresos y capacidad de consumo. Esta condición obstaculiza la reducción de la pobreza y la creación de prosperidad, destacó el Banco Mundial en el informe Caminos para salir de la policrisis, difundido ayer. El organismo advierte que, a escala global, la reducción de la pobreza va a un ritmo lento; tanto, que se podría tardar más de un siglo en eliminarla, bajo los parámetros empleados en casi la mitad del planeta, esto es, un ingreso por persona de 6.85 dólares (alrededor de 135 pesos) diarios.

El informe ofrece la primera evaluación pospandemia del progreso mundial hacia la erradicación de la pobreza y el impulso de la prosperidad compartida en un planeta habitable. El diagnóstico del organismo es contundente: La reducción de la pobreza mundial se ha desacelerado hasta casi detenerse, y el periodo 2020-30 será una década perdida.

En la actualidad, las economías con mayor desigualdad se concentran en África subsahariana y América Latina y el Caribe, señala el reporte. Más de 80 por ciento de las economías de América Latina y el Caribe tenían un índice de Gini superior a 40 en su encuesta de hogares más reciente.

El índice Gini, que va de cero a 100, es empleado como una referencia para medir la desigualdad de la distribución del ingreso. Cuanto más cercano a cero, hay mayor igualdad y entre más próximo a 100 refleja una distribución más desigual.

México, junto con los países latinoamericanos, e incluso con Estados Unidos, presenta un índice de Gini mayor a 40, al igual que los países de África subsahariana. En Canadá es de 30 a 40, es decir, es el país menos desigual del continente americano.

El Banco Mundial expuso que la alta desigualdad refleja falta de oportunidades de movilidad socioeconómica, lo que obstaculiza aún más las perspectivas de reducción de la pobreza y de prosperidad a lo largo del tiempo.

En cambio, planteó el organismo, la reducción de la desigualdad tiene un efecto significativo en la reducción de la pobreza.

De los 68 países que presentan desigualdad en el mundo, menos de 15 por ciento estaban en un nivel bajo de desigualdad y 37 por ciento en alta.

Es decir, alrededor de mil 700 millones de personas vivían en economías con alta desigualdad en 2022, año en el que había 49 economías en esta situación, que es un número menor respecto a las 66 que había en 2022.

Del total de la población mundial, 22 por ciento vive en economías con alta desigualdad, un nivel que se ha mantenido aproximadamente igual en la última década y cerca de 8.5 por ciento de la población mundial vivirá en pobreza extrema en 2024. Es decir, 692 millones en todo el mundo viven con menos de 2.15 dólares por persona al día.

La línea más alta de la pobreza está representada por cada persona que vive con 6.85 dólares al día, que es la muestra más típica en los países de ingresos medios altos, y quienes a su vez representan 43.6 por ciento de la población mundial. 

Si bien, la tasa de pobreza se redujo de 38 por ciento en 1990 a 8.5 por ciento en 2024, no ha bajado más debido a un menor crecimiento económico y múltiples choques como la pandemia de covid-19, la alta inflación y el aumento de los conflictos bélicos.

El Banco Mundial señaló que existe un amplio consenso en que es perjudicial que los niveles de desigualdad sean altos en un país porque pueden ser sintomáticos de la dificultad de algunos grupos de la población para ascender en la escala económica y social y participar en la actividad económica utilizando todo su potencial. Sin embargo, alrededor de un tercio de las economías de bajos ingresos y dos quintas partes de las economías de ingresos medianos presentan altos niveles de desigualdad.

La pobreza extrema hoy es sólo ligeramente inferior a la tasa observada antes de la pandemia en 2019, y en muchos entornos pobres las tasas de pobreza siguen siendo más alta que hace cinco años, detalló el Banco Mundial.

Un siglo para abatir el problema: Oxfam

Erradicar la pobreza será una tarea que llevará más de un siglo debido a que la riqueza del mundo está en manos de sólo uno por ciento de la población mundial, declaró la Oxfam, respecto al reporte del Banco Mundial.

Max Lawson, director de Políticas de Desigualdad de Oxfam Internacional, afirmó en un comunicado que reducir rápida y radicalmente la desigualdad en todos los países debería ser la prioridad absoluta del Banco Mundial.

“Dado que el uno por ciento más rico capta más riqueza que el 95 por ciento (de la población), no es de extrañar que se pueda tardar más de un siglo en acabar con la pobreza.

Estamos de acuerdo con el Banco en que la gente de todo el mundo se enfrenta a una década perdida, que marcará a toda una generación, pero al mismo tiempo los más ricos están afrontando la mejor década de su historia, y estas dos cosas están estrechamente vinculadas, agregó.

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