Madrid. El auge de la extrema derecha provocó dos tormentas políticas en países que fueron fundadores del proyecto comunitario: en Francia, el Presidente Emmanuel Macron decidió disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas ante un dato que trastocó su proyecto de gobierno: alrededor del 40 por ciento del electorado galo optó al partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen. Además, en Bélgica, ante el crecimiento implacable de las fuerzas ultraderechistas, el primer ministro, Alexander de Croo, decidió presentar su dimisión.

El Presidente Macron ni siquiera esperó a conocer los resultados del conteo oficial, tras tener los sondeos y constatar el apoyo abrumador al partido de Le Pen decidió realizar un mensaje a la nación: “Franceses, hoy había que votar en estas elecciones europeas. La principal lección es clara: este no es un buen resultado para los partidos que defienden Europa. He decidido darles la opción de elegir su futuro parlamentario. Esta decisión es difícil, pero es sobre todo un acto de confianza. He escuchado su mensaje. Dentro de unos instantes firmaré el decreto de convocatoria de las elecciones legislativas”, que tendrán lugar el próximo 30 de junio en primera vuelta.

El cabeza de lista de la RN, Jordan Bardella, afirmó tras el mensaje de Macron: “Estamos listos para ejercer el poder, listos para poner fin a esta inmigración masiva, hacer del poder adquisitivo una prioridad, listos para revivir a Francia”.

En el país vecino, en Bélgica, el primer ministro anunció su dimisión tras la debacle de su partido, el liberal Open Vld, en las elecciones: “Para nosotros es una noche particularmente difícil, hemos perdido. Desde mañana dimito de mi puesto como primer ministro, pero los liberales son fuertes y regresarán”, anunció.

 

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