Con el lema de ¡Furia y poesía!, el Atelier Romo cumplió 15 años de ser una plataforma de aprendizaje alternativo independiente diseñado a partir de varias disciplinas que involucran la moda, el cine, el dibujo, la gastronomía, la fotografía, la arquitectura y las artes visuales.

Con alrededor de más de 200 alumnos desde su inicio el 24 de octubre de 2009, su fundador, Sebastián Romo (Ciudad de México, 1973), desarrolló un programa pedagógico con un modelo en el campo del arte contemporáneo mediante la educación artística multidisciplinaria.

En entrevista con La Jornada, Romo explicó que el atelier, que actualmente se encuentra en Balderas 95, en la colonia Centro de la Ciudad de México, se convirtió en una escuela de vida que a través de prácticas colaborativas comparte e intercambia conocimientos donde se armoniza con lo que haces, piensas y sientes.

Añadió: “La educación está más relacionada con la autoestima que con la simple transmisión de conocimiento. Pareciera que el modelo educativo tradicional está agotado; vivimos en un mundo de aceleración. Las tecnologías producen información a una velocidad ciega y esto genera una suerte de amnesia.

Nunca pensé que el proyecto durara 15 años. Cuando iniciamos era como una cofradía; los chicos tenían prohibido hablar de cualquier cosa que pasara en el taller o en redes sociales. Así nos mantuvimos durante mucho tiempo, con un perfil muy bajo, porque en México está muy mal visto que un artista no viva a 100 por ciento de su trabajo o que sea maestro. Eres como un perdedor, contrario a lo que pasa en Alemania o en otras sociedades, donde ser maestro es un mérito, mencionó.

Multidisciplinario

–¿Cómo influye el arte contemporáneo que has realizado con el atelier?

“Una de las partes podría ser lo multidisciplinario, al dotarlos de otros oficios que les permitan ampliar su entendimiento de las cosas y no sólo de lo formal. Me interesa que el arte sea como un dispositivo de exploración, que no es lo mismo que la investigación y no sólo esta curiosidad constante de estar todo el tiempo tratando de aprender nuevas cosas.

Sebastián Romo y Atelier son dos entes diferentes, pero todo el tiempo se están cruzando, desde las vivencias y las experiencias hasta al tratar de compartir ciertas experiencias con los chicos para tratar de ahorrarles varios descalabros, explicó.

Espero que los jóvenes alumnos del Atelier sean personas lo suficientemente autocríticas y conscientes los siguientes años para entender que sí podemos mejorar. Me encantaría llevarlo a un espacio más próximo a la naturaleza, donde tenga mucho más sentido todo lo que se hace de carpintería, manualidades y cocina, indicó.

Romo concluyó que el proyecto Atelier está estructurado bajo la posibilidad de reinventar los planes de estudio, empezar a actualizar los modelos de aprendizaje, porque obviamente el que tenemos no está funcionando

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