Moscú. Mientras sus socios siguen sopesando si autorizan o no el uso de sus misiles de largo alcance contra territorio de Rusia, Ucrania mostró este miércoles –con sus propios drones– para qué los necesita: atacó en la madrugada con al menos seis aparatos aéreos no tripulados un gran almacén de misiles, bombas aéreas guiadas y proyectiles de artillería del ejército ruso, situado en la ciudad de Toropets, región de Tver, a 460 kilómetros del punto más cercano de la frontera.

Reivindicado el ataque como una operación conjunta de tres dependencias ucranias –el servicio de seguridad, la inteligencia militar y las fuerzas especiales del ejército–, los medios de comunicación ucranios, basándose en filtraciones interesadas, aseguran que el almacén, donde se guardaban misiles Iskander-M y Tochka-U, “quedó por completo destruido”, afirmación que no es posible confirmar.

Las autoridades de Tver, en el otro extremo, sólo hablaron de “un incendio”, evitando mencionar explosiones. El gobernador de esa región, Igor Rudenia, informó que trece personas tuvieron que ser ingresadas en hospitales “como resultado de las lesiones ocasionadas por fragmentos de drones”, pero no aclaró que parte de la ciudad sufrió el ataque, a la vez que decretó la evacuación de una parte de sus 11 mil 400 habitantes, quienes la noche de este miércoles pudieron regresar a sus casas.

En las redes sociales, tanto rusas como ucranias, circulan videos que permiten escuchar fuertes explosiones que parecen más bien detonaciones de proyectiles y bombas más que el impacto de pequeños drones.

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