La Paz, BCS. Un poco tarde con relación a otras temporadas de arribazón, pero los primeros ejemplares de ballena gris ya se pueden observar en las lagunas costeras de Baja California Sur, informó el doctor Jorge Urbán Ramírez, responsable del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).

Explicó que este año está pronosticado el fenómeno del Niño, lo que significa que el agua estará más caliente que en los años normales y por los antecedentes que se tienen eso afecta la distribución de ballenas grises, por lo que tardan más tiempo en llegar a las lagunas de Baja California Sur, arriban menos ejemplares y se van más rápido, por lo que la temporada es más corta.

Al abundar sobre la migración de las ballenas grises en los últimos años desde las aguas de Alaska hasta las costas de Baja California Sur, lo que representa un trayecto de nueve mil kilómetros, el científico de la UABCS dijo que en 2019 comenzó una mortalidad inusual a lo largo de su zona de distribución que gradualmente ha ido disminuyendo.

Precisó que de acuerdo con los conteos de ballenas grises varadas en las playas de México, en 2019 se registraron 83; 2020, 80; 2021, 55; 2022, 54; y 2023, 36.

A nivel general, la mortandad en toda su zona de distribución, fue de 216 en 2016; 172 en 2020; 115 en 2021; 105 en 2022; y 82 en 2023, pero el número es mucho mayor si se toma en cuenta la cantidad de ballenas muertas en las áreas alejadas de las playas.

Además de esta mortalidad inusual, dijo, se observó que las ballenas estaban más flacas y el número de crías disminuyó, por lo que se llevaron a cabo estudios para determinar la causa de todo esto.

Mencionó que los científicos atribuyeron la problemática al cambio climático, porque el casquete polar en la zona norte del continente americano se redujo de forma considerable, afectando la producción de algas que crecen debajo de la capa de hielo, que son el alimento de los crustáceos que a su vez sirven de comida a las ballenas grises.

Mencionó que la especie que llegó a tener una población de 25 mil ejemplares en 2016 se redujo a 14 mil en el conteo de hace dos años,

Expresó que ante la falta de alimento, las ballenas grises tuvieron que buscarlo en otras partes o cambiar de alimentación, lo que no es un problema para esta especie, pero el ajuste se llevó tiempo, lo que provocó desnutrición, mayor mortalidad y menor número de crías, situaciones que comenzaron a atenuarse, sobre todo en los dos últimos años.

El especialista en mamíferos marinos de la UABCS reveló que esta no es la primera vez que pasa algo así, es decir, en el periodo de 1999 y 2000 también creció la mortalidad, pero logró recuperarse la población.

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