Puebla, Pue. México se ganó, con el sacrificio, con el sufrimiento y con la sangre derramada de hombres y mujeres, su derecho a ser un país independiente y soberano, señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por ello, enfatizó, nuestro país no aceptará nunca ser una colonia o protectorado de ningún gobierno extranjero, trátese de Rusia, China, Francia o Estados Unidos.

Ayer, desde esta capital, encabezó la conmemoración por el 162 aniversario de la Batalla de Puebla –la última vez en su mandato– y lo dejó claro: somos un país libre e independiente, esa es la condición fundamental, sí a la integración económica, sí a la cooperación, sí a una relación de respeto, sí a una política de buena vecindad, sí a la amistad entre nuestros pueblos; pero sin olvidar nunca que México es una nación libre, independiente y soberana.

Con la historia como guía de su discurso –como ha acostumbrado a lo largo de su gobierno–, el Presidente rememoró que nuestro país sufrió varias invasiones e intervenciones extranjeras antes de la gesta histórica del 5 de mayo de 1862, cuando el Ejército de Oriente, al mando del general Ignacio Zaragoza, dio un duro golpe al ejército francés, entonces el más poderoso del mundo.

De modo que, cuando la invasión francesa de 1862, ya los mexicanos sabían que la defensa de la patria era cuestión de vida o muerte.

El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la ceremonia en ocasión de un aniversario más de la Batalla de Puebla. Foto Presidencia

Lo anterior, apuntó, explica en buena medida por qué en la Batalla de Puebla no sólo lucharon los militares dirigidos por el general Zaragoza, sino que se sumaron campesinos e indígenas “que fueron decisivos para escribir el célebre telegrama: ‘Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria’”.

Esta victoria y el posterior sitio de Puebla permitieron al presidente Benito Juárez –señaló– ganar tiempo para organizar la resistencia y emprender su peregrinar hacia el norte, donde continuó administrando el gobierno y, a la larga, derrotó al imperio de Maximiliano de Habsburgo.

Acompañado de su gabinete legal y ampliado, destacó que el presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln apoyó a Juárez, se abstuvo de reconocer al imperio de Maximiliano y ejerció presiones diplomáticas para que Francia pusiera fin a la intervención, aunque acotó: la ayuda estadunidense estaba determinada por sus intereses en América Latina.

Aun con la victoria republicana y cuando se pensaba que el conservadurismo ya se había borrado de la faz de nuestra tierra y ya se había alejado para siempre el peligro de las intervenciones extranjeras, nuestro querido país hubo de sufrir la dictadura porfirista y, en plena revolución, en 1914, los estadunidenses nos volvieron a invadir.

Agregó que la Revolución dejó como legado la Constitución de 1917, una de las más avanzadas del mundo en cuanto a justicia social, pero en el periodo neoliberal se llevó a la práctica la consigna de Robert Lansing, quien fue secretario de Estado durante el mandato del presidente Woodrow Wilson, 1915-1920, para formar en las universidades estadunidenses a mexicanos que eventualmente se adueñarán de la Presidencia y, sin necesidad que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros.

Miles de estudiantes participaron en el tradicional desfile por la conmemoración de la Batalla de Puebla. Foto Presidencia

Esto, dijo López Obrador, resulta ilustrativo y aleccionador, pues “como todos los mexicanos, sabemos este consejo se convirtió en profecía o en otro destino manifiesto; sin embargo, por la voluntad de nuestro pueblo, de nueva cuenta, esta subordinación o dependencia sólo se aplicó de manera transitoria, no duró, imperó únicamente durante el periodo de 1983 a finales de 2018.

Porque desde la llegada de nuestro gobierno inició la Cuarta Transformación de la República, con una política económica en beneficio de todos, haciendo realidad una auténtica democracia, gobierno del pueblo y para el pueblo, no oligarquía que es el gobierno para una minoría, con fachada de democracia.

Cerró con varias arengas: ¡Que viva el general Ignacio Zaragoza! ¡Que vivan los indígenas que lucharon por defender a nuestra patria! ¡Que viva el presidente Benito Juárez! ¡Que vivan nuestras fuerzas armadas! ¡Que viva la República!¡Que viva la soberanía nacional! ¡Viva México!

Posteriormente se realizó el tradicional y largo desfile para conmemorar la heroica Batalla de Puebla, donde participaron elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, así como miles de estudiantes de diversos planteles educativos poblanos.

Antes, el gobernador de Puebla, Sergio Salomón, aseguró que el presidente López Obrador es sin duda el luchador más emblemático de México y que en cinco meses, cuando termine su gobierno, en todo el país lo vamos a extrañar.

Hizo un paralelismo entre aquella época y la actualidad, al señalar que con orgullo podrá contar a sus nietos que pudo trabajar de cerca con el mandatario, sensación similar que seguramente sintieron los héroes del siglo XIX que tuvieron el privilegio de estrechar la mano y luchar al lado del general Zaragoza para entregarle buenas cuentas al presidente Juárez.

 

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