La inusual propagación del insecto Neosilba batesi en cultivos de aguacate ha levantado una alerta entre científicos de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y del Laboratorio de Tecnología Orgánica (LTO). Aunque aún es necesario hacer más investigaciones, inicialmente atribuyen esa proliferación a los efectos del cambio climático y la expansión de cultivos a zonas forestales.

En entrevista con La Jornada, Adolfo Arturo del Río Mora, entomólogo agrícola y forestal de la Universidad Michoacana, explicó que encontró la mosca hace un par de semanas en el laboratorio, luego de que a mediados de agosto los productores en Uruapan detectaron la caída prematura del fruto y sometieron algunos de estos ejemplares a estudios.

El asistente de investigación Renato Sánchez Ramírez, en el laboratorio de tecnología puso 40 frutos caídos en cajas de crianza (armazones de madera de 60 por 60 centímetros, cubiertas con tela de mosquitero). A 24 grados centígrados, los tuvo en observación por cuatro semanas hasta que brotó gran cantidad de moscas.

El investigador relató que los frutos analizados tenían larvas de Neosilba batesi en el anillo del pedúnculo –zona de tejido que marca la separación entre el tallo y la parte principal de la fruta–, y después de 20 días evolucionaron a insectos voladores.

Con los ejemplares adultos, el entomólogo revisó literatura científica, incluida una guía para la identificación de diferentes especies del género Neosilba, publicada en Papéis Avulsos de Zoologia (revista dedicada al campo de la zoología), y reconoció los ejemplares.

La Neosilba batesi, conocida popularmente como la mosca de la fruta, es de color negro brillante o azul metálico, con una longitud aproximada de 4 a 5 milímetros. Tiene ojos compuestos de color rojo o verde, antenas cortas, y sus alas son traslúcidas.

Se encuentra en regiones tropicales y subtropicales, especialmente en América Latina, en países como Brasil, Colombia, México, Costa Rica y Perú. En su periodo larvario se alimenta de frutas y vegetales en descomposición, hasta que pasa a una fase pupal y emerge como mosca adulta.

Del Río Mora indicó que este insecto suele atacar frutos inmaduros o dañados de variedades carnosas, como anona, mango, papaya, cítricos, guayaba y café arábigo.

En el caso del aguacate, explicó, se había detectado como plaga en plantíos de Colombia, en 2015. Pero hasta ahora, en México, sólo se habían registrado casos aislados.

Esta es la primera vez que se puede considerar una plaga en el país por la cantidad de daño que ha causado. No se puede hablar de algo casual ni se puede decir que llegó a un árbol y maltrató dos frutos.

En las pasadas semanas se han registrado reportes de Neosilba batesi en Michoacán, Morelos y estado de México, donde se presenta una caída importante de frutos y se han detectado hasta 13 larvas por ejemplar.

Algunos productores estiman pérdidas de hasta 30 por ciento en los cultivos para la cosecha de este año, cuya ficha sobre el insecto ya se envió a Sanidad Vegetal y al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, institución que se encarga de emitir alertas y cuarentenas, apuntó.

Hasta ahora, las plagas más importantes para el aguacate son los barrenadores de ramas y del hueso; el primero provoca que los tallos se rompan con facilidad y el otro ocasiona daños en el fruto cuando las larvas se alimentan de la pulpa y del hueso. Pero el entomólogo no descartó que la Neosilba batesi pueda incluirse entre ellas, ya que se está cayendo mucho fruto, al principio teníamos sólo un foco en Uruapan, pero ahora hay registros en Morelos y estado de México.

Sobre la inusual propagación de la mosca, el investigador consideró que es posible atribuirlo a dos causas principales: la expansión de cultivos a áreas forestales y el cambio climático.

“El incremento de las temperaturas y las variaciones en las precipitaciones, provocadas por el cambio climático, dan lugar a que especies que antes sólo se encontraban en regiones tropicales o subtropicales ahora pueden invadir zonas templadas.

El otro tema es que los sembradíos, al invadir áreas forestales, quedan expuestos a plagas nativas del bosque, que a su vez pueden adaptarse a las nuevas especies cultivadas, colonizarlas y provocarles enfermedades o daños.

Frente a esta problemática, hasta ahora el único medio identificado para el control de la Neosilba batesi es colocar en árboles trampas con atrayentes con base en proteínas hidrolizadas de soya y de maíz, o bien, zumo de limón o extracto con azúcares (previamente reposado), con el objeto de detectar la presencia de adultos del díptero.

Compartir