En el marco del día mundial de los humedales, las presiones presiones urbana, agrícola y económica están desapareciendo estos ecosistemas. La amenaza antropogénica es latente con la construcción de inmuebles o regiones hoteleras en sitios donde había cuerpos de agua, alertó el investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, Raúl Aguirre Gómez.
En un comunicado, explicó que los humedales son ecosistemas que cumplen funciones reguladoras para los flujos de agua y las emisiones atmosféricas, esenciales para el mantenimiento de la biodiversidad.
Existen tres tipos: fluviales o rivereños (ríos, arroyos, cascadas); lacustres (lagos y lagunas); palustres (marismas, pantanos, ciénegas); marinos (arrecifes de coral, costas rocosas y lagunas costeras); estuarios (marismas de marea, deltas y manglares).
Según la Convención Ramsar (tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de estos ecosistemas), México cuenta con 142 sitios designados como Humedales de importancia internacional, en una superficie de 8 millones 657 mil 57 hectáreas.
El especialista señaló el país cuenta con una Política Nacional de Humedales que data de febrero de 2014, y un Comité Nacional de Humedales, como órgano consultivo. Aún así, según estudios de la “Evaluación cuantitativa de la pérdida de humedales en México” del Instituto de Ecología del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, se estima que más de la mitad de los estados de la República mexicana los han perdido.
Los más afectados son: Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California, Sonora y Tabasco. En el caso de la Ciudad de México la urbanización ha degradado los espacios de valor ambiental, dijo.
Apuntó que otra amenaza es el crecimiento de zonas agrícolas que implica su pérdida a través de los sembradíos que descargan contaminantes en los cuerpos de agua, junto con la desforestación”. Añadió que los agricultores, con frecuencia, utilizan agroquímicos que son dañinos para la fauna o hacia el final del curso del río donde la boca de este se sedimenta, lo que impacta en el perímetro de los humedales.