Green Bay. Donald Trump denunció ayer un “baño de sangre fronterizo” bajo el mandato del presidente Joe Biden, con “saqueos, violaciones y matanzas” cometidos según él por migrantes en situación ilegal.

El ex presidente republicano y quien será nominado candidato a las elecciones de noviembre utilizó de nuevo el término que causó revuelo hace dos semanas, cuando dijo que habrá “un baño de sangre” si no gana los comicios.

Los demócratas lo acusaron entonces de avivar la “violencia política” pero su equipo explicó que se refería a la devastación económica puesto que hablaba de la posible pérdida de puestos de trabajo.

Ayer lo aplicó a la crisis migratoria, uno de sus temas favoritos de la campaña.

“Me presento hoy ante ustedes para declarar que el baño de sangre fronterizo de Joe Biden… es un baño de sangre, y está destruyendo nuestro país”, dijo en un mitin apocalíptico en Grand Rapids, Michigan, un estado clave para los comicios.

“Va a terminar el día que tome posesión” del cargo, añadió, dando por hecha su victoria, aunque las encuestas no son concluyentes.

Mientras Trump pronunciaba su discurso, el Comité Nacional Republicano lanzaba BidenBloodbath.com, una página web que advierte de una “invasión” supuestamente incitada por Joe Biden.

Son “animales”, aseguró Trump de los migrantes en situación irregular, a quienes acusó de haber asesinado a varias mujeres.

Una de ellas es una adolescente, Ruby García, asesinada -dijo- por “un monstruo que había sido deportado del país” y “regresó”.

“Con el corrupto Joe Biden, cada estado es ahora un estado fronterizo. Cada ciudad es ahora una ciudad fronteriza. Porque Joe Biden ha traído la carnicería, el caos y la matanza de todo el mundo”, soltó.

Trump prometió poner fin al “saqueo, la violación, la matanza y la destrucción” con una deportación masiva de migrantes en situación irregular.

Los cruces ilegales de la frontera entre Estados Unidos y México han alcanzado cifras récord bajo la presidencia de Biden pero los delitos violentos han descendido en todo el país.

Con el mitin de Michigan, y más tarde uno en Wisconsin, dos estados de los considerados claves para los comicios, Trump, de 77 años, intenta acallar cualquier especulación sobre la ralentización de su ritmo.

El republicano quiere frenar cualquier posible dinámica de su rival demócrata antes de verse atrapado nuevamente en sus problemas legales.

Su primer juicio penal comienza el 15 de abril. Podrían seguirle otros en Florida, Georgia o la capital, Washington.

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