Acapulco, Gro.- La noche pasó “sin novedad”. Apenas unos cuantos bamboleos y caminar en las cubiertas y pisos inferiores se vuelve difícil para quien no está acostumbrado a estas lides. En los puestos de vigilancia y de control los marinos que han estado haciendo guardias de cuatro horas están alertas de que no haya nada que altere la normalidad. Pero en el Buque Escuela Cuauhtémoc, el trabajo en la cocina inicia a las cuatro de la mañana.

Desde las primeras horas, las cuatro de la mañana, “dependiendo de lo complicado del menú” comenzará la actividad a todo tren. Óscar Ibarra, integrante de la cocina. Forma parte de quienes alimentarán a la tripulación, cadetes nacionales y extranjeros que durante seis meses recorrerán los mares, para “llevar la cultura mexicana al mundo”, convertidos en embajadores.

El Buque Escuela Cuauhtémoc, es un velero con casi 43 años de servicio en la Secretaría de Marina Armada de México (Semar), y los hombres abordo cumplen con la marcialidad con la que deben sus deberes y horarios, sus guardia de cuatro horas como vigías.

Aquí, todos deben saber hacer de todo lo concerniente a bajar, guardar, o subir, amarrar y desplegar las 23 velas que honran su estirpe, la de las viejas tradiciones marineras: la navegación sin motores, sólo impulsados por el viento.

También, aseguran los hombres y mujeres del Cuauhtémoc, todos tienen que estar dispuestos a “dar un poco más”. Cada quien tiene su especialidad, como ocurre con Karina Gil, “cabo del cuerpo general de máquinas”, quien se encarga de operar y reparar los motores del buque. Menudita, de 150 aproximadamente de estatura, comparte espacio y responsabilidades con hombres que también aman la mecánica de motores y la vida en la mar.

Hay muchos, entre los 261 elementos de la tripulación que han pasado entre cinco y ocho años abordo de este buque, lo que ha significado recorrer el mundo, también saber de sus familias a través de correo electrónico. La telefonía no siempre funciona y menos luego de encontrarse a  200 millas naúticas de la costa, en medio del mar.

Mientras en la cocina se prepara todo para el desayuno, la comida y la cena y comienza de manera frenética a las cuatro de la mañana y concluirá hasta las ocho de la noche. La labor se extiende a todos los espacios de servicio de comedor, donde de manera inmediata cada plato, cubierto, taza o vaso, se lava de una ve desocupado.

El ir y venir sobre las cubiertas no para, Hay días de “baldeo”, es decir todo el piso superior de la nave se talla, se lava, se quita la suciedad. Hay otros en que el buque, en sus zonas más visibles es repintado en cada espacio. Todos participan en ello.

Mientras en la cocina se preparan los chiles y demás condimentos para las salsas, y tortillas –aunque no haya tortilladora- para unas 300 personas en cada alimento, y fruta para el agua de sabor, en el puente de mando también se toman guardias para saber que se sigue el rumbo trazado (pierna de navegación, le llaman), se revisan los reportes meteorológicos.

La actividad parece comenzar a las seis de la mañana, y a las ocho se pasa la primera lista, pero no es así, esta no se ha detenido, solo se fragmenta para que haya personal descansado que vaya sustituyendo a sus compañeros.

Aquí todos suben a los palos, se colocan sus arneses para escalar los 45 metros que mide el Palo Mayor, para amarrar las velas, hombres y mujeres por igual.

Todos están alertas a los “pitidos” sonidos de silbato que con sus diversas entonaciones y extensión de las notas, advierten si hay alguna contingencia que requiera de apoyo.

En la calma también se puede recibir el servicio de peluquería, de ello se encarga la maestre  Margarita Cuitmea.

El trabajo, faenas, se divide en horarios de ocho horas. Siempre que no haya má requerimientos. Se considera que a las cuatro de la tarde hay “forte”, la hora en que al menos un tercio o más de la tripulación puede descansar, hacer deportes como correr en cubierta, jugar turcocesto, semejante al baloncesto.

El día culmina con la cena y el pase de lista a las ocho de la noche. El día siguiente comenzará “sin novedad” a las ocho de la mañana con el siguiente pase de lista. Todos deben reportarse a cubirta, si no falta nadie todo estará bien.

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