Incluso sin tocar un balón, Javier Hernández fue capaz de llenar el inmueble que lo vio partir hace 14 años. No necesito de nadie para atiborrar un estadio con aforo para más de 45 mil aficionados.
Es el tipo de convocatoria que sólo puede conseguir un futbolista de clase mundial; con trayectoria en el Manchester United y el Real Madrid.
Eso fue lo que provocó Chicharito en su presentación con las Chivas, el equipo que lo vio debutar.
Custodiado por cuatro camionetas y tres motocicletas de la policía, el ex delantero del Manchester United arribó al estadio Akron.
Un día después de que las Chivas perpetraron otro empate, indicativo de que el equipo sigue sin levantar, el espectáculo esta vez se trató de Javier Hernández.
Como una figura de rock and roll, Chicharito por sí solo abarrotó el inmueble. Fue un suceso nunca antes visto en el futbol mexicano. No se trató de su partido de presentación y aún así dio qué hablar el máximo goleador de la selección mexicana.
Antes de salir al campo, a Javier se le vio con los ojos llorosos. Ya en el terreno de juego, una vez más no pudo controlar las lágrimas.
“Llevo todo el día con un nudo en la garganta”, confesó con la voz entrecortada.
En un momento en donde el plantel sufre de contundencia, su incorporación se vuelve todavía más ilusionante para una afición que lo considera el mejor futbolista que haya surgido en la institución.
El delantero se encuentra en la recta final de su rehabilitación. No juega desde el pasado 24 de junio cuando sufrió una rotura de ligamento cruzado en la rodilla derecha con el Galaxy de Los Ángeles. El tiempo estimado de su recuperación va entre ocho y nueve meses, por lo que se espera que debute a finales de febrero o principios de marzo.