Más de 100 mil partituras y otros bienes de Arnold Schoenberg (1874-1951), considerado uno de los compositores más revolucionarios del siglo XX, quedaron reducidas a cenizas la semana pasada cuando los incendios forestales en la ciudad de Los Ángeles, California, calcinaron la editorial musical fundada por sus herederos, empresa que alquilaba y vendía esos materiales a agrupaciones musicales de todo el mundo, según reportaron medios impresos estadunidenses como The New York Times Los Angeles Times.

Es brutal. Perdimos todo, dijo Larry Schoenberg, de 83 años, hijo del connotado músico de origen austriaco y director de Belmont Music Publishers, en cuyo edificio, ubicado en el vecindario Pacific Palisades, se resguardaba ese invaluable acervo musical, además de fotografías, cartas, libros, carteles y arreglos de piezas de ese autor realizados por otros compositores, consignó el sitio web classicalfm.com.

El único respiro leve en medio de la devastación es que en el incendio no se destruyó ningún manuscrito original de Schoenberg, los cuales se conservan en un museo en Viena, ciudad natal del creador.

Las partituras destruidas se guardaban asimismo en una copia de seguridad digital, pero ésta también desapareció en el percance. No hay esperanza de encontrar o recuperar nada, y ese es un tipo de dolor diferente, expresó el heredero del compositor, para quien esta pérdida representa no sólo una destrucción física de la propiedad, sino también un profundo golpe cultural, otro ejemplo de cómo los incendios forestales han destruido un tesoro del patrimonio cultural de la ciudad de Los Ángeles.

Desolados, integrantes de la comunidad musical internacional consideraron que la destrucción de la colección de Belmont significa la pérdida de una vasta biblioteca de partituras interpretativas, respetada y valorada por músicos de todo el mundo por su estrecha relación con el compositor. Hay quienes han advertido que este hecho podría crear problemas a las orquestas, grupos de música de cámara y solistas que planean interpretar obras de ese autor en los próximos meses.

Leon Botstein, presidente del Bard College y director musical de la Orquesta Sinfónica Americana, destacó que aquella editorial musical desempeñaba un papel esencial en poner la música de Schoenberg a disposición del público. Es una catástrofe, sostuvo. Era un recurso indispensable.

Para Joy H. Calico, directora del Departamento de Musicología de la Escuela de Música Herb Alpert de la Universidad de California en Los Ángeles, la dimensión de este incendio hace que sea difícil asimilar la magnitud de las pérdidas: No es que se haya perdido todo su legado, pero sin duda en términos de la realidad práctica de interpretar su música, este es un golpe muy duro.

La conflagración destruyó toda la gama de composiciones revolucionarias de Schoenberg que se conservaban en dicho inmueble, desde las hiperrománticas piezas de su juventud hasta las desafiantes obras que escribió tras romper con la armonía tonal convencional y desarrollar su técnica de 12 tonos, destacaron The New York Times Los Angeles Times.

También se perdieron carteles de representaciones, un busto de Schoenberg y objetos efímeros, como los extravagantes juegos de naipes que diseñó el compositor. De igual manera, desapareció la irremplazable biblioteca llena de 50 años de manuscritos y correspondencia de directores que interpretaron a Schoenberg, como Zubin Mehta y Claudio Abbado.

Belmont estimó recuperar pronto su inventario, al anunciar que trabajaría en la creación de versiones digitales de sus partituras, basadas en manuscritos del compositor que se conservan en el Centro Schoenberg de Viena. En su página web sostuvo: “Esperamos que en un futuro próximo podamos ‘resurgir de las cenizas’ de forma completamente digital”.

Al asegurar que seguirá el ejemplo de su padre, quien revolucionó las técnicas de composición occidentales y ayudó a dar forma a la música moderna en el mundo, Larry Schoenberg recordó cómo aquél, siempre que había una dificultad, expresaba su frustración y luego se ponía a trabajar para encontrar una solución. Y agregó: A pesar de todo lo que ha sucedido, tratamos de ser muy positivos. Aquí no hay lágrimas.

Belmont Music Publishers fue fundada en 1965 por la esposa de Arnold Schoenberg, Gertrude, libretista, y su hijo Larry, luego de que tras la muerte del compositor, en 1951, numerosas personas les solicitaban su música.

De acuerdo con Los Angeles Times, al principio montaron el negocio en un garaje reformado detrás de su casa de Brentwood, donde vendían y alquilaban ediciones seleccionadas de las partituras de Schoenberg para sus interpretaciones. Más tarde, se trasladó al edificio situado detrás de la casa de Larry Schoenberg en Pacific Palisades y se convirtió en una empresa exitosa en la preservación del legado de ese músico, haciendo que sus obras fueran accesibles al mundo.

En septiembre de 2024 se celebró el 150 aniversario natal de Schoenberg con numerosas interpretaciones en Europa y Estados Unidos, entre ellas las de la Sinfónica de San Francisco y la Filarmónica de Los Ángeles. Muchas de estas actuaciones se basaron en las partituras de Belmont.

Obras de Warhol, Haring y Hirst, calcinadas

Más de 200 piezas de una colección particular de arte contemporáneo, entre ellas alrededor de 30 de Andy Warhol, además de piezas de Damien Hirst, Keith Haring, John Baldessari y Kenny Scharf, fueron destruidas por los incendios en la ciudad de Los Ángeles, California, al arrasar la galería de Ron Rivlin en el barrio Pacific Palisades, según informó a The New York Times el propio coleccionista, quien estimó su pérdida en varios millones de dólares.

Entre las obras calcinadas se encuentran un grabado de Warhol de la reina Isabel II, varias piezas de las icónicas latas de sopa Campbell y otras piezas similares de Superman, Mickey Mouse y Howdy Doody.

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