Con técnicas de inteligencia artificial (IA) se desarrollaron dos plataformas para fomentar el aprendizaje de la lengua de señas mexicana (LSM). Se trata de Daktilos, herramienta que traduce automáticamente de este lenguaje al español, así como de Sordbo, que ayuda a los clientes de una cafetería a hacer pedidos por medio de signos manuales.

En entrevista con este medio, Irvin Hussein López Nava, investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), quien ha liderado ambos proyectos, explicó: son iniciativas ambiciosas porque si la traducción entre lenguas orales es complicada, lo es todavía más cuando se trata de la conversión de una lengua oral a una de señas, donde los elementos de comunicación son distintos.

Daktilos –cuyo su nombre llega del griego daktilos, ciencia de los dedos– fue desarrollado por Jesús Gortarez Pelayo, estudiante de la Universidad de Baja California. Es un sitio web interactivo a través del cual se enseña el alfabeto de la lengua de señas del país.

“Si se toma en cuenta que sólo 30 por ciento de las palabras del español pueden ser representadas por una seña –dijo López Nava–, saber ilustrar cada letra resulta muy útil, ya que permite comunicar conceptos que no tienen signo predefinido”. Un ejemplo son los nombres propios; cuando alguien se presenta por primera vez, tiene que deletrearlo.

Una característica relevante de Daktilos es que posee un sistema de interacción por medio del cual califica de uno a 10 qué tan bien signa una persona. Esto es posible porque una de las principales herramientas de IA que utiliza es la visión por computadora, que permite a las máquinas (celulares, iPads, computadoras personales) identificar una parte del cuerpo humano y seguir sus desplazamientos.

Para que estos movimientos se traduzcan según la lengua de señas, los científicos también aplicaron un algoritmo basado en inteligencia artificial con más de 20 mil imágenes por cada una de las 30 letras que forman ese alfabeto para detectar qué se está signando.

Daktilos permite el aprendizaje de palabras frecuentes en el habla coloquial como mamá o papá; contiene el juego del ahorcado, pasatiempo en el cual los participantes intentan adivinar letra por letra una palabra oculta.

Este proyecto, probado en escuelas y actividades de divulgación científica, está a punto de ser desplegado en un servidor para que sea usado por el público a partir de cuatro años de edad.

Este sistema beneficia a los hablantes, permite que cuando estén frente a una comunidad sorda sepan comunicarse. Se trata de promover la inclusión, dijo el académico.

Alianza con la academia

En tanto, Sordbo –cuyo nombre tiene su origen en el juego de palabras entre sordo y sorbo– es una plataforma que permite a los clientes de una cafetería hacer su pedido en lengua de señas mexicana. Su desarrollo estuvo a cargo de Alan Montesinos Scott, estudiante de la universidad bajacaliforniana.

Igual que Daktilos, esta iniciativa surgió de una alianza entre el Departamento de Ciencias de la Computación del Cicese y la Asociación Regional de Sordos Ensenadenses, la cual tiene una cafetería en el Centro Jimena, en Ensenada, donde se imparten clases y talleres a niños, jóvenes y adultos con capacidades diferentes. En ese lugar, el barista es sordo, y la única manera de interactuar con él es signando.

Para aprovechar la tecnología y animar a los oyentes a usar la lengua de señas, se desarrolló Sordbo, que permite a los clientes seleccionar los artículos del menú desde un celular o computadora, y les muestra los signos manuales que deben hacer para dirigirse al barista.

Su propósito es promover la cultura sorda, que no haya segregación. Creemos que este sistema puede ser la puerta para que el público se interese en aprender lengua de señas, informó López Nava.

Luego de crear Daktilos y Sordbo, que se enmarcan en el rubro educativo y comercial, el equipo de López Nava está enfocado en desarrollar una iniciativa que atienda el contexto médico y de emergencias. Por ello trabajan una base de 100 palabras para generar frases que ayuden a expresar malestares físicos y pedir ayuda.

Si estas herramientas se hubieran querido emprender hace 10 años habría sido imposible. Hoy día pueden realizarse porque hay múltiples avances en herramientas de inteligencia artificial y dispositivos móviles con cámara de alta calidad, sensores de última generación y una capacidad de procesamiento muy alta, finalizó.

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