Beirut. El ejército de Líbano reforzó ayer su presencia en el sur del territorio, mientras Israel impuso un toque de queda temporal para los residentes de la zona, a quienes exigió no dirigirse al río Litani, en momentos en que decenas de miles de desplazados comenzaron el regreso a casa, en el primer día del alto el fuego entre Tel Aviv y Hezbollah.

Se trabaja en coordinación con la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (Finul) para ampliar la autoridad del Estado en el sur del río Litani, indicaron las fuerzas armadas de Líbano en redes sociales.

Este movimiento de tropas se realiza después de que el primer ministro Nayib Mikati abogó ayer por restaurar la confianza de los libaneses en el Estado y consolidó el despliegue del ejército en el sur, de donde deberá retirarse Hezbollah.

Líbano merece todo el esfuerzo, la paciencia y la fe en que el mañana será brillante y significativo”, señaló Mikati, quien pidió más cooperación entre los partidos y las instituciones para abrir una nueva página que consolide la normalización de las labores institucionales.

Mientras, decenas de miles de libaneses desplazados por los enfrentamientos entre Hezbollah e Israel emprendieron el regreso a sus hogares, tras la entrada en vigor de un alto el fuego instaurado luego de más de un año de combates en el sur de Líbano y el norte de Israel que empezó el miércoles a las 4 de la mañana (hora de Líbano).

Sin esperar que los militares dieran luz verde, miles de habitantes de la periferia sur de Beirut y del valle de Bekaa, en el este –bastiones de Hezbollah–, emprendieron el camino de vuelta a sus hogares, observaron periodistas de la agencia Afp.

Pocas horas después de la entrada en vigor de la tregua, el ejército israelí anunció que restringiría durante la próxima noche los movimientos de población en la zona sur.

En los suburbios de la capital, milicianos de Hezbollah circularon en moto ondeando las banderas amarillas del partido y ensalzando a Hassan Nasrallah, su emblemático líder asesinado en septiembre en un bombardeo israelí.

La milicia chiíta aseguró en un comunicado que obtuvo una victoria contra Israel y que sigue lista para el combate. La victoria de Dios fue la aliada de la justa causa, dijeron.

En el frente de Gaza, al menos 33 palestinos fueron abatidos en ataques israelíes en las últimas 24 horas, informó ayer el ministerio de Salud de Gaza, mientras un alto funcionario de Hamas que habló bajo condición de anonimato celebró el alto el fuego alcanzado en Líbano y aseguró que el movimiento islamita también está dispuesto a acordar una tregua para Gaza.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, declaró que espera que el alto el fuego en Líbano ayude a detener la violencia y el fin de la ofensiva en la franja.

Abbas, de 89 años, refirió que, si muere, el titular del Consejo Nacional, Rawhi Fattouh, asumirá el cargo durante 90 días hasta celebrar elecciones. Fattouh ya ocupó el cargo de presidente interino en el pasado, tras la muerte de Yasser Arafat, en noviembre de 2004.

Al Jazeera también dio a conocer el anuncio de Abbas y aclaró que se trata de una medida que excluye a Hamas de cualquier participación en una futura transición. Recordó que el presidente de la ANP permanece en el poder a pesar de que su mandato finalizó en 2009.

En tanto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) declararon que frustraron un intento por introducir a Israel armas de contrabando desde Egipto por medio de un dron.

El aparato cruzó hacia territorio israelí con cuatro rifles, cinco cartuchos y cientos de balas, detallaron las FDI, y añadieron que armas y municiones fueron entregadas a las fuerzas de seguridad.

Israel Katz, nuevo ministro israelí de Defensa, aseguró que el principal objetivo moral de su país es liberar a los rehenes que permanecen en manos de Hamas.

Mientras, en Siria, al menos 57 soldados y milicianos yihadistas murieron ayer en encarnizados combates sobre la provincia de Alepo, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres.

Por último, las fuerzas del Comando Central de Estados Unidos atacaron una instalación de almacenamiento de armas de una milicia alineada con Irán en Siria, en respuesta a una ofensiva contra las fuerzas estadunidenses en ese país árabe.

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