A siete años del sismo de 2017, la reconstrucción del Santuario de Nuestra Señora de Los Ángeles, el segundo en importancia en la capital del país después de la Basílica de Guadalupe, alcanzó 80 por ciento de avance. Su reapertura está prevista para 2025, como un ejemplo de la resiliencia cultural de la Ciudad de México, informaron a La Jornada María del Carmen Castro Barrera, coordinadora Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, y Antonio Mondragón Lugo, director de Apoyo Técnico de dicha coordinación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), durante un recorrido por los trabajos de reparación.

Nos queda 20 por ciento de trabajo por hacer. Falta cerrar la cúpula, rehabilitar espacios anexos y hacer el desmontaje de la estructura auxiliar que nos permitió dar protección al inmueble durante el proceso de rehabilitación, detalló Mondragón Lugo.

El templo ubicado en la colonia Guerrero, a 700 metros de Tlatelolco, preside la plaza del mismo nombre y tiene gran importancia debido a sus características arquitectónicas, a los bienes (vitrales, murales, pinturas y esfinges) que alberga y a los servicios religiosos que presta a la comunidad.

De estilo neoclásico, data de 1808; fue construido con cantera gris procedente de las minas de este material, ubicadas cerca del río Los Remedios, en Naucalpan, estado de México. De los rasgos distintivos de su edificación sobresale una serie de columnas corintias en su interior y una cúpula en forma de media naranja (con ocho gajos).

Esta bóveda es la cuarta más grande construida en la ciudad, de pura mampostería y morteros de cal, sin concreto o acero. Sólo las iglesias de Nuestra Señora de Loreto, la Catedral Metropolitana y Santa Teresa La Antigua tienen una más grande.

Un caso de complejidad inédita

Cinco días después del sismo del 19 de septiembre de 2017, 40 por ciento de la cúpula colapsó. El derrumbe dañó cinco de los ocho vitrales, fabricados por la Casa Mayer, en Alemania. Además, muros y arcos registraron grietas y fisuras.

Todo ha sido un desafío desde el día en que ocurrió el desplome. Tengo muchos años haciendo restauración, y no conozco un caso con esta complejidad en nuestro país, agregó el director de Apoyo Técnico.

En medio de una controversia entre quienes pugnaban por su demolición y quienes deseaban su conservación, se llevó a cabo la construcción de una estructura para dar estabilidad al recinto, y una cubierta para protegerlo de la lluvia, que podría causar mayor deterioro.

En un segundo momento se dio mantenimiento al Camarín de la Virgen, para resguardar ahí las esfinges de santos que alberga este templo y que los feligreses pudieran hacer uso del espacio mientras se continuaba con la rehabilitación en el resto del sitio.

Lo siguiente fue cerrar las grietas en el templo, así como el fortalecimiento de los cimientos. En la etapa que se encuentra en ciernes, se continúa con la consolidación de lo que quedó en pie y la restitución de 40 por ciento que se perdió en el colapso.

Entrevistada desde uno de los salones de catecismo, que por el momento está improvisado como centro de monitoreo de los avances de obra, Aimée Mancilla Porraz, representante de Eco-Estudio, una de las cinco empresas involucradas en los trabajos, dijo que el mayor desafío ha sido entender el edificio como un organismo vivo, “que todos los días se tiene que ir estudiando y analizando.

Debido al derrumbe y la compactación del suelo, la cúpula ya no tiene su geometría original, ya no es una forma geométrica regular, ahora trabaja diferente. Entender eso, trazar los puntos en los espacios, generar la mampostería y hacerla realidad para que se sostenga ha sido el reto más grande, agregó Mancilla.

La comunidad, a la expectativa

Adrián Vázquez Velázquez, párroco del santuario, contó a este medio que la feligresía está entusiasmada por la reparación y a la expectativa de que pronto pueda reabrirse.

La comunidad está muy contenta por el avance, estamos en la parte más álgida. Este es el momento más visible para la comunidad y eso crea mucha expectativa, mucha esperanza de volver a ver el glorioso santuario abierto.

La iglesia presta servicio a la primera sección de la colonia Guerrero y parte de Tlatelolco, aunque es visitado por feligreses de diversas partes del mundo. Antes del sismo, en el sitio solían realizarse todos los ritos católicos: bautizos, bodas, quinceaños, devoción a la Virgen y misas dominicales.

Algunos feligreses se desesperan, pero yo les explico que vamos con calma. Preguntan por la cúpula, que es lo más visible, pero les explico lo que falta y la complejidad de la obra.

Mientras se avanza en la restauración, algunos salones anexos al templo, el Camarín de la Virgen, y hasta una carpa tendida sobre la calle Lerdo son funcionales para continuar con las actividades religiosas.

La administración federal ha impulsado la reconstrucción de más de 3 mil 200 inmuebles de valor patrimonial afectados por el sismo de 2017. En el caso del Santuario de Nuestra Señora de Los Ángeles se han invertido 37 millones de pesos, según la Secretaría de Cultura del gobierno de México.

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