Pekín. Estados Unidos será el principal afectado si se aplican aranceles de 60 por ciento a las importaciones de China, como ha anunciado el presidente electo de ese país, Donald Trump, advirtieron integrantes de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC por su sigla en inglés). La afectación no sólo se queda en los efectos para la industria local y las cadenas de suministro a nivel global, también tendría un impacto directo en los trabajadores de ese país, detallaron los investigadores.

“(Donald) Trump, al hablar de 60 por ciento de aranceles, no está pensando en las consecuencias”, apuntó Ding Yifan, también investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo Mundial. “Si quiere persistir en su 60 por ciento de aranceles, la principal víctima será Estados Unidos”, debido a la dependencia que tiene ese país de productos terminados y semiterminados provenientes de China, explicó el investigador en conferencia de prensa.

Como primer ejemplo se tiene la industria de misiles de Estados Unidos, sólo una empresa del ramo informó que importa insumos de 2 mil empresas chinas, acotó Ding Yifan. Esto sin contar el desempleo que se generaría en sectores altamente vinculados con el comercio exterior y la afectación a las cadenas industriales globales. 

Por el contrario, para China la amenaza de Trump, sobre imponer aranceles de hasta 60 por ciento a las importaciones que provienen del país asiático, “nos impacta negativamente, pero de manera muy leve”, consideró Ding Yifan.“Hay una demanda fija de productos chinos en Estados Unidos, lo que no se puede obstaculizar con aranceles altos”, enfatizó el integrante de la NDRC, el departamento de nivel ministerial que se encarga de estudiar, formular, equilibrar y guiar las políticas para el desarrollo económico y social de China.

Ding Yifan explicó que, de hecho, la primera ronda de aranceles impuesta por las últimas dos administraciones de Estados Unidos no resultó efectiva para eliminar el déficit comercial con China y terminó por afectar sobre todo a los consumidores estadunidenses.

El déficit comercial de Estados Unidos con China cerró en 418 mil 232.9 millones de dólares en 2018 y el año pasado –luego de la escalada de aranceles– fue de 279 mil 107.2 millones de dólares. Al tiempo que, de acuerdo con un estudio citado por Ding Yifan, el 92 por ciento del costo de las tarifas fueron pagados por los consumidores estadunidenses, en tanto que el 8 por ciento restante por los exportadores chinos.

Dong Shaopeng, miembro del Comité Asesor de la Asociación de Valores, consideró que “hay una alta posibilidad de una guerra comercial con Estados Unidos” y que China gane ese enfrentamiento, debido a que la potencia norteamericana tiene que garantizar calidad y precio para sustituir los productos que adquiere a su par asiática. “Si no, no pueden sustituir”, aseguró.

No obstante, desde el lado chino primero se tiene la voluntad de negociar, como se ha estado haciendo con la Unión Europea en el tema de vehículos de energía verde.

En conferencia de prensa, los investigadores expusieron el paquete fiscal presentado el 8 de noviembre por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, en el que se contemplan 10 billones de yuanes en apoyos de deuda para los gobiernos locales. Detallaron que el objetivo es mejorar la confianza en los mercados, aliviar la deuda local e impulsar el consumo y la inversión. Esto a la luz de reducción de tasas de interés de la Reserva Federal y el aumento de la presión a la baja sobre la economía china.

Wu Sa, subdirector del Instituto de Economía de la Academia China de Investigación Macroeconómica, explicó que las medidas tienen el objetivo de estabilizar el mercado inmobiliario, recuperar la confianza tanto de consumidores como de inversionistas, a través de una política contracíclica que incluye medidas fiscales para la redistribución de los ingresos.

A detalle, entre las medidas se cuenta una política monetaria y fiscal más activas para impulsar la economía; el impulso al consumo a través de aumentar los ingresos de personas de ingresos bajos y medios; el apoyo a empresas con apoyos fiscales; la estabilización del mercado inmobiliario y revitalizar el mercado de capitales para generar un efecto riqueza que refuerce la confianza en el consumo.

Dong Shaopeng aseguró que ya en los datos económicos se pueden ver los efectos de las medidas de impulso contracíclico, pero en diciembre serán más notorios. 

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