Río de Janeiro. Las tensiones diplomáticas sobre el calentamiento global ocuparán un lugar central en la cumbre del G20 que se celebra en Brasil, cuando los negociadores en las conversaciones de la ONU en Azerbaiyán llegan a un punto muerto sobre el financiamiento de la lucha contra el cambio climático que esperan que los líderes de las 20 principales economías del mundo puedan superar.

Los Jefes de Estado que llegan a Río de Janeiro el domingo para participar en la cumbre del G20 pasarán el lunes y el martes abordando cuestiones que van desde la pobreza y el hambre hasta la reforma de las instituciones mundiales. Sin embargo, las negociaciones de la ONU sobre el clima han puesto de relieve sus esfuerzos para hacer frente al calentamiento global.

Mientras la cumbre COP29 de Bakú, Azerbaiyán, se encarga de acordar un objetivo para movilizar cientos de miles de millones de dólares para el clima, los líderes del Grupo de las 20 principales economías, a medio mundo de distancia, en Río, manejan los hilos del dinero.

Mayores emisores

Los países del G20 representan 85 por ciento de la economía mundial y son los mayores contribuyentes a los bancos multilaterales de desarrollo que ayudan a dirigir el financiamiento climático. También son responsables de más de tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo.

Todos los países deben poner de su parte. Pero el G20 debe liderar”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, en la COP29 la semana pasada. “Son los mayores emisores, con las mayores capacidades y responsabilidades”.

Dificultades con Trump

Alcanzar un acuerdo de este tipo puede resultar más difícil con la llegada al poder del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que al parecer se dispone a retirar de nuevo a Estados Unidos del acuerdo climático de París.

Trump también planea revertir la histórica legislación climática aprobada por el saliente Joe Biden.

Fijar objetivos

El sábado, Simon Stiell, jefe de asuntos climáticos de la ONU, escribió una carta a los líderes del G20 en la que les imploraba que tomaran medidas en materia de financiamiento climático, incluido el aumento de las subvenciones para los países en desarrollo y el avance de las reformas de los bancos multilaterales de desarrollo.

Sin embargo, las mismas luchas que han plagado la COP29 desde su inicio se están extendiendo a las negociaciones del G20, según diplomáticos cercanos a las conversaciones de Río.

Incremento en las contribuciones

La COP29 debe fijar un nuevo objetivo sobre la cantidad de financiamiento que los países desarrollados, los bancos multilaterales y el sector privado deben destinar a las naciones en desarrollo. Los economistas dijeron en la cumbre que debería ser de al menos 1 billón de dólares.

Los países ricos, especialmente en Europa, han venido diciendo que sólo se podrá acordar un objetivo ambicioso si se amplía la base de contribuyentes para incluir a algunas de las naciones en desarrollo más ricas, como China y los principales productores de petróleo de Oriente Medio.

El sábado, las discusiones sobre una declaración conjunta del G20 en Río se enzarzaron en este mismo asunto, con las naciones europeas presionando para que contribuyan más países y los países en desarrollo, como Brasil, oponiéndose, según dijeron a Reuters diplomáticos cercanos a las conversaciones.

El éxito no sólo de la COP29, sino también de la próxima cumbre de la ONU sobre el clima, la COP30, que se celebrará en Brasil el año que viene, depende de un avance en el financiamiento de la lucha contra el cambio climático.

Una de las piezas centrales de la estrategia de Brasil para la COP30 es la “Misión 1.5”, una campaña para mantener vivo el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius. La ONU calcula que los objetivos nacionales actuales provocarían un aumento de la temperatura de al menos 2.6 grados Celsius.

Los países en desarrollo argumentan que sólo pueden aumentar sus objetivos de reducción de emisiones si las naciones ricas, principales responsables del cambio climático, pagan la factura.

“Es técnicamente posible alcanzar el objetivo de 1.5 grados Celsius, pero sólo si se logra una movilización masiva liderada por el G20 para reducir todas las emisiones de gases de efecto invernadero (…)”, dijo el primer ministro de Bahamas, Philip Davis, en la COP29 la semana pasada.

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