El costo promedio del crimen y la violencia en la región fue de 3.44 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2022, lo que equivale a 78 por ciento del presupuesto de educación pública de América Latina y el Caribe y representa el doble del gasto en programas de asistencia social y 12 veces la inversión en investigación y desarrollo, de acuerdo con Nathalie Alvarado, coordinadora del área de seguridad ciudadana y justicia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Estos costos incluyen la pérdida de capital humano por homicidios, los gastos en seguridad por parte de empresas y el gasto público en prevención del delito.

Raphael Espinoza, subjefe en la división de América Central del Fondo Monetario Internacional (FMI), expuso que el crimen y la violencia elevan el costo de la deuda de los países, desalientan la inversión extranjera, reducen la productividad y el crecimiento de las empresas; incluso, llevan a que los negocios cierren y las oportunidades de empleo queden limitadas.

Al participar en la conferencia Crimen en Latinoamérica y el impacto para las políticas públicas, organizada por el FMI y el Banco Mundial, Alvarado explicó que dichos fenómenos de inseguridad pública perturban sectores económicos específicos, como el turismo; afectan la salud de las personas y aumentan el riesgo de angustia mental y conductas de riesgo y violentas.

En tanto, Espinoza sostuvo que es fundamental que los responsables de las políticas públicas de cada país, y de manera regional, aborden la delincuencia violenta y la inseguridad en esa parte del continente, ya que las pérdidas y el gasto de las empresas ante estos problemas es cercano a 7 por ciento de las ventas anuales.

Comentó que en México los costos son cuatro veces más altos para las compañías que denuncian la presencia de delincuencia organizada y tráfico de drogas en las inmediaciones de sus instalaciones o puntos de venta.

El crimen y la violencia impiden el crecimiento de los países, ya que un aumento de 10 por ciento en la cifra de homicidios a nivel municipal reduce la actividad económica a 0.4 por ciento, afirmó Espinoza. A su vez, disminuir a la mitad las tasas de asesinatos podría impulsar en 30 por ciento la actividad económica.

Estos datos corresponden a estadísticas recopiladas en municipios ubicados al lado de la frontera y de las costas, así como en rutas en las que se registran los mayores eventos violentos de la región, y se perpetran un tercio de los asesinatos del mundo, aunque sólo habita ahí 8 por ciento de la población mundial.

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