Washington y Nueva York. El triunfo de Donald Trump fue confirmado la mañana de ayer, y aunque aún no se tabulan los resultados finales, todo indica que el presidente electo y su Partido Republicano lograrán conquistar la Casa Blanca, ambas cámaras del Congreso, y tener el control efectivo de la Suprema Corte de Estados Unidos; o sea, las tres ramas del gobierno federal.

Así, Trump y su partido tendrán vía libre para promover cambios radicales a la estructura del gobierno que podrían tener implicaciones de largo plazo para este país. El triunfo ha dejado a muchos en las cúpulas políticas de los partidos Demócrata y Republicano, tomado por Trump y sus fieles, en estado de shock.

Estados Unidos está ante el precipicio de un estilo autoritario de gobernanza nunca visto antes en su historia de 248 años, concluyó el New York Times.

La tarde de ayer, la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, se comunicó con Trump para felicitarlo por su triunfo y poco después reconoció públicamente su derrota. El desenlace de esta elección no es el que deseamos, no es por el cual luchamos, ni por el que votamos, declaró ante sus simpatizantes y equipo congregados en la Universidad Howard en esta capital. Agregó: nunca me rendiré.

Más de 71 millones votaron por Trump en esta elección, 5 millones más que los 66 millones de votos para Harris. El ex presidente ganó mayorías en suficientes estados como para superar los 270 votos electorales requeridos en el llamado Colegio Electoral, el anticuado sistema que determina el ganador de la contienda presidencial. La tasa de participación este año se calculó en 64.5 por ciento, menos que 67 registrado en 2020, según el Election Lab de la Universidad de Florida.

Pero el resultado nunca quedó en duda, y en una llamada telefónica a Trump, el presidente Joe Biden le aseguró que trabajará hacia una traslado pacífico del poder; algo que por primera vez en la historia fue impedido en 2020 por Trump.

El premier israelí, Benjamin Netanyahu, fue el primer mandatario extranjero en llamar al presidente electo para felicitarlo, y después llegaron múltiples llamadas o mensajes de otros líderes alrededor del mundo, incluido México.

Los republicanos también ganaron una mayoría de por lo menos cuatro votos en el Senado de Estados Unidos, lo que brinda al presidente la capacidad para ratificar a jueces federales, cambiar leyes sobre impuestos e impulsar reformas que podrían durar muchos años. Por ejemplo, analistas republicanos sugieren que con este triunfo, algunos de los jueces ultraconservadores más viejos en la Suprema Corte ahora podrían jubilarse para que puedan ser remplazados por conservadores jóvenes nominados por el gobierno de Trump. Eso dejaría un legado de años y hasta décadas de la presidencia de Trump, ya que son puestos vitalicios.

El control de la Cámara de Representantes no se ha determinado aún, pero el prestigiado Cook Political Report pronostica que los republicanos mantendrán la mayoría y por lo tanto el control. Si Trump controla ambas cámaras del Congreso, su agenda para limitar la inmigración, cerrar la frontera, reducir impuestos para los ricos, limitar los derechos reproductivos de las mujeres y potencialmente despedir a miles de trabajadores federales, entre otras cosas, podría proceder rápidamente.

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