Llevar a escena un texto clásico que tal vez contiene prejuicios o conceptos inadmisibles en la actualidad fue el reto al que se enfrentó la directora escénica Juliana Faesler durante el montaje de una adaptación de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, con música incidental de Mendelssohn.

La puesta es parte de la tercera temporada 2024 de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam), que explora la relación entre música y literatura.

Uno de los intereses de Faesler a lo largo de su carrera ha sido la estética-ética.

Explica: “Hemos trabajado mucho en que todo lo que decimos en estas obras clásicas de repente puede ser muy patriarcal, de sermón y misógino. Es muy difícil trabajar ahora un texto clásico porque está lleno de prejuicios. Se trata de borrar eso y de generar un texto que sigue siendo poético –es fantástico lo que dice Shakespeare–, pero que ya no carguemos con todo el peso de un tiempo, o de una norma de existencia que ahora es inadmisible.

Hay muchas cosas de los clásicos que simple y llanamente no puedes decir en escena.

–¿Es difícil matizar los textos clásicos para las exigencias de hoy?

–Hay gustos para todo; sin embargo, para mí, se trata de rescatar la esencia y la poética de la experiencia humana, lo que hace Shakespeare, sin que tenga todo ese peso tremendo de un escritor colonialista.

“No hay nada más tremendo que El mercader de Venecia Otelo. Cuando trabajas con los clásicos tienen la dificultad de cómo montarlos, porque son de un valor total; no obstante, como artistas no podemos seguir normalizando conductas que ya no son admisibles sólo porque es un clásico.”

De allí las adaptaciones. Para la presente puesta en escena de 90 minutos de duración, Faesler se centró en las historias más interesantes, la de los jóvenes amantes y la de Titania y Oberón, los reyes del bosque y la fuerza de la naturaleza. Fueron recortadas las partes más pomposas referentes a lo monárquico, los emperadores y los dioses griegos –mundos que hoy no nos dicen mucho–, para concentrarse en la experiencia humana. Sueño de una noche de verano es una comedia de errores, de encuentros y desencuentros. A Faesler le pareció que el sentimiento más puro estaba en los jóvenes que se encuentran y desencuentran en esta noche de San Juan, de carnaval y solisticio de primavera. Me pareció que todos en la vida hemos vivido el amor y el desamor, el desencuentro y la pasión.

Esta versión de Sueño de una noche de verano es un proyecto de 2010 a cargo de las direcciones de Teatro, Danza y Música de la UNAM, con la intención de hacer una propuesta interdisciplinaria. Es decir, trabajar juntos y formar una especie de organismo que se moviera, viviera y respirara juntos, para borrar las fronteras entre cada disciplina con el fin de ser un proyecto en conjunto.

En 2014, esta puesta en escena se presentó en el Festival Internacional Cervantino. Ahora se retoma el proyecto con algunas actualizaciones y con la Ofunam, con dirección de Sylvain Gasançon. Para Faesler, los participantes están muy eléctricos; es decir, todo el mundo está pendiente de lo que pasa en la música, en el cuerpo, en el sonido y en la voz. Es muy emotivo, debido a que es como una celebración del ser, de la unidad, de trabajar juntos, que tanta falta nos hace.

Habrá cerca de 140 personas en el escenario, entre músicos, actores y los integrantes del coro, éste con dirección de Rodrigo Cadet. El vestuario es contemporáneo. La puesta en escena está concebida como un homenaje a la película Ensayo de orquesta (1979), de Federico Fellini, en la que los personajes se entremezclan.

Respecto de la adaptación del texto a la música, se hizo un trabajo de bordado fino. Tuvimos mucho cuidado de ver dónde poníamos tal cosa o tal respiro. Fue un trabajo de rompecabezas. A Faesler le ha resultado un proyecto emocionante y divertido.

Sueño de una noche de verano se presenta hoy y mañana en la sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario.

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