York, Pensilvania. A sus 21 años, Zackree Kline trabaja sin descanso en una funeraria y como camarero, haciéndose unas 60 horas semanales para poder subsistir, una situación que lo motiva a votar por el republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.

“Trabajo cada día de la semana. Nunca tengo un día libre”, dice Kline a la AFP en un restaurante de York, una ciudad de 45 mil habitantes en Pensilvania.

Este es uno de los siete estados clave que probablemente decidan los comicios del 5 de noviembre. Aunque en el pasado era territorio demócrata, la carrera allí por la Casa Blanca está muy reñida. Conscientes de su importancia, Trump y su rival demócrata, Kamala Harris, han hecho campaña repetidamente en ese estado del este del país.

“He tenido dos trabajos durante… bueno, realmente unos tres años y medio”, cuenta Kline. “Por suerte, me encantan mis dos empleos, así que no tengo problemas con trabajar tan a menudo”, matiza. Según el joven, “mucha gente” allí tiene más de dos trabajos para poder subsistir.

Kline culpa al encarecimiento del costo de vida, ya que Estados Unidos experimentó una inflación galopante tras la pandemia de coronavirus. Suele dormir solo cinco horas por noche. “Ha sido difícil encontrar un equilibrio, pero hay que hacer lo que haga falta para llegar a fin de mes”, añade.

Se considera afortunado por haber reunido algunos ahorros con los que poder comprarse una casa hace poco. “Sé que mucha gente sigue estando a favor de Trump, solo porque todo era mucho más barato cuando él era presidente”, asegura.

De hecho, el magnate conservador ganó en el condado de York con cerca del 60% de los votos tanto en 2016 como en 2020.

“Red de seguridad”

En agosto, el 5,3% de los trabajadores estadounidenses tenía varios empleos, según cifras del Departamento de Trabajo.

Esto equivale a 8,5 millones de personas, un nivel comparable al de 2019.

Ante la inflación “no es sorprendente que, para complementar los ingresos del hogar, veas a la gente salir y conseguir un segundo trabajo”, considera Mike Faulkender, profesor de finanzas en la Universidad de Maryland.

Faulkender, exfuncionario del Tesoro bajo la administración Trump, agrega: “Si es el resultado del estrés económico, uno pensaría que eso sería un mal augurio para el partido que actualmente ocupa la Casa Blanca”.

Para la profesora de matemáticas de secundaria Brianna Smith, de 30 años, un segundo sueldo trabajando entre 12 y 25 horas a la semana en un supermercado le ofrece una “red de seguridad”.

Enseñar a tiempo completo es “factible” económicamente, pero “a veces siento que necesito ambos ingresos”, afirma. “La inflación, por supuesto, me hizo aumentar más” las horas, completa.

Tras convertirse en profesora titular este año, Smith espera poder tener pronto un solo empleo, ya que sus estudiantes consumen “gran parte” de su energía. En cuanto a mejorar su situación financiera, no cree que ninguno de los candidatos presidenciales sea mejor que el otro.

Un estilo de vida

A finales de la década de los años 90, los índices de pluriempleo eran “mucho más altos”, explica la economista Elise Gould, del Economic Policy Institute.

Para algunos trabajadores como Gary Jones, esto “se convirtió también en parte” de su “estilo de vida”.
Cinco días a la semana, de 8:00 a 16:00, se encarga del mantenimiento de las instalaciones de una organización social de York.

Luego, de 21:30 a 22:00, trabaja en el almacén de una empresa de reparto de paquetería.

“Así me hago un dinero extra. Ya sabes, tal y como está la economía, lo que te cuesta hoy la gasolina”, justifica este hombre de 58 años.

Jones ha visto cómo la inflación ha dejado fuera de funcionamiento a las pequeñas empresas en los últimos años. “Las tiendas que eran familiares, o los restaurantes que eran familiares, ya no existen”, cuenta.

Aunque no quiso revelar por quién piensa votar en noviembre, asegura: “Rezamos para que tomen la decisión correcta, para que hagan lo correcto”.

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