El rostro del chileno Andrés Campos resumió toda la historia. En seis rounds de la pelea por el campeonato mundial plata supermosca del Consejo Mundial de Boxeo, sus gestos mostraron el drama y las heridas de quien se sabe derrotado. No fue ninguna amenaza para el mexicano Joselito Velázquez, quien lo derrotó por nocaut con un volado de izquierda del que no pudo recuperarse. Miles de personas en el Poliforum de Cancún atestiguaron la consagración del peleador olímpico en Río 2016.

Velázquez no necesitó la puntuación de los jueces. Tuvo enfrente a un rival que le exigió lo mejor de sí, a pesar de mandarlo dos veces a la lona. “Sabíamos que él iba a trabajar fuerte la pelea, pero lo manejamos bien. Siempre tuvimos los recursos para ganar”, recapituló el campeón al final del combate, una vez que el referí levantó su mano como ganador. “Este cinturón me brinda la oportunidad de aspirar a un título mundial, estamos listos para cosas importantes”.

El mexicano estuvo a punto de terminar la cita, pactada a 10 rounds, en apenas el segundo asalto. Un potente gancho a la mandíbula envió al chileno a sus pies, pero no pudo volver a conectarlo. Eso permitió que Campos recuperara terreno y lo hiciera retroceder por momentos. Pero Joselito, convertido en una de las grandes promesas del boxeo nacional, encontró un espacio a punta de golpes y logró el nocaut mediante un volado de izquierda.

Si en el segundo round el sudamericano se le fue vivo, en el sexto no hubo ni tiempo para que pudiera recuperarse. “Lo estaba soñando. Cancún es más que un estado con las mejores playas del mundo. Tenemos una sociedad de atletas y empresarios que están levantando la mano. Esta es una muestra”, concluyó.

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