Tras la muerte de seis migrantes por disparos de elementos del Ejército en Chiapas, la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana, solicitó al Estado adoptar medidas de no repetición para limitar la presencia de las Fuerzas Armadas en labores de orden público y en materia de control y revisión migratoria a situaciones excepcionales.

Igualmente asegurar el cumplimiento de medidas preventivas en el uso de la fuerza, así como realizar una investigación seria, imparcial y efectiva sobre lo sucedido en Villa Comaltitlán, el pasado primero de octubre.

Ayer, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que tras una persecución de elementos del Ejército, seis migrantes murieron y 10 más resultaron heridos.

Dicha tragedia, aseguró la Dimensión Episcopal, “surge no como un hecho aislado, sino como consecuencia de la militarización de la política migratoria, y una mayor presencia de fuerzas armadas en la frontera sur del país la cual ha sido una constante”.

Si estos hechos no son investigados con la debida diligencia, “resultaría de algún modo, auxiliados por el poder público comprometiendo la responsabilidad internacional del Estado mexicano”, enfatizó.

“En nombre de la dignidad fundamental de cada persona, es necesario esforzarse para preferir soluciones que sean alternativas a la contención de las personas en situación migratoria irregular que entran en el territorio nacional y la militarización de la frontera”, aseveró la Dimensión Episcopal.

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