Nace el 17 de agosto de 1965 en la comunidad zapoteca donde “el barro suena a Plata” como bien lo refiere el poeta López Velarde en su poema “Suave Patria” .Desde pequeño Carlomagno ha estado muy ligado al Linaje de granes artífices del barro negro que tanta fama le ha dado a nuestro estado de Oaxaca; y efectivamente así como inició a hablar, a la par descubre el mágico mundo de incursionar en el arte de la cerámica, a su corta edad; a los 4 años rodeado de un ambiente artístico, su padre Don Eleazar Pedro Carreño escultor autodidacta y su señora madre Doña Glafira Cecilia Martínez Barranco quien elaboraba la tradicional juguetería; ambos artesanos de San Bartolo Coyotepec; le transmiten su pasión por este noble oficio.

Carlomagno observaba a sus hermanos mayores trabajar el barro; y él a manera de juego, escuchando las historias y leyendas que su abuela Herminia Cardozo Galán y Manuel Pedro Andrés le contaba, lo llevo a querer transmitir y plasmar lo que escuchaba desde niño y motivado por esas narrativas, se da a la tarea de “pulir” más su trabajo creativo, realizando esculturas plasmadas de un realismo mágico
extraordinario a su corta edad de 12 años.

Con la inquietud que lo caracteriza Carlomagno en su constante búsqueda de aprendizaje es observado por el artista plástico Potosino Roberto Donís, personaje que marco un devenir en las artes visuales de México, Donís vio un talento natural en Carlomagno y con ese bagaje que lo caracteriza en términos culturales y de arraigo e identidad, lo invita a formar parte de un grupo selecto de jóvenes interesados en “marcar huella en el arte” en el Taller de Artes plásticas “Rufino Tamayo” en Oaxaca, como primer semillero formador para desarrollo de la creatividad artística de los oaxaqueños, siendo Carlomagno uno de los integrantes de la Primera Generación del movimiento plástico en Oaxaca.

En su plena juventud a sus 20 años es ganador del primer lugar en escultura del Gran Premio del Arte Popular en Tlaquepaque Jalisco, posteriormente a los dos años siguientes es galardonado con el máximo reconocimiento que otorga el Presidente de la República Mexicana “El Premio Nacional de la Juventud en la distinción de Artes Populares de México”, distinciones que llamaron la atención de propios y extraños para ofrecerle becas por parte de la embajada estadounidense en México y el Clay estudio en Philadelphia EEUU.

Con una clara influencia de José Guadalupe Posada precursor del movimiento nacionalista en México, Carlomagno toma como su estafeta y sello distintivo el tema de “La muerte” a la que él considera “nuestra eterna compañera” , a través de esculturas en barro negro como “Catrinas”, “Xoloescuintles”, “Encobijados”, “Revolucionarios”, “Caballeros jaguar” entre otros, refiere sus temas, ya sean revolucionarios, de independencia e incluso de movimientos y momentos actuales de México; para proyectar su sentir, su preocupación o simplemente para dar cuenta de la magia que encierra nuestro país.

Carlomagno ha apoyado a comunidades de Oaxaca a realizar proyectos como casas de cultura, preservación de sus técnicas artesanales, gestión de proyectos} culturales para beneficio del pueblo oaxaqueño, y es en uno de sus viajes para demostrar su trabajo creativo; para ser específicos en Chicago Illinois EEUU , donde realizaban el Museo Nacional del Arte Mexicano, que Carlomagno se propone firmemente el “amasar” un proyecto cultural que impacte en su natal San Bartolo Coyotepec; pero además, brinde una ventana y cobijo a las artes populares de su estado, para brindarle un merecido reconocimiento a muchos artesanos y artesanas que en algunas ocasiones quedan en el anonimato; por ello empieza una labor titánica por realizar un museo, motivado por los trabajos que en su momento vio en el país vecino; la tarea no era fácil y “saco fuerzas de su interior” para gestionar recursos y así fue que en 1996 se abre el primer museo en su comunidad, con poco recurso y por tratarse de un museo comunitario, en el cual con los cambios de administración municipal era difícil su “sostén”.

De ahí que Carlomagno lleva su proyecto a esferas estatales, presentándolo una y otra vez al ejecutivo del estado, a quien le pareció interesante y decidió apoyar esta noble causa para engrandecer y subsanar una “asignatura pendiente” con el gremio artesanal oaxaqueño, inaugurando el Museo Estatal de Arte Popular en octubre de 2004.

Su amor y pasión por el arte en Oaxaca, lo ha empujado a incentivar e instaurar reconocimientos y galardones a Artesanos consagrados, llamándolos “Los artistas Genuinos de Oaxaca”, premios como Galardón a la Trayectoria en arte Popular de Oaxaca con seis ediciones, Estatuilla “Diosa Cuatlicue” y “Caballero Jaguar” a artesanas y artesanos de Oaxaca, y que decir de los concursos realizados para apoyar el arte joven creativo de Oaxaca, tal cual lo hiciera su mentor Roberto Donís en su momento; a través de 6 concursos con la Fundación Friends Of Oaxacan Folk Art con sede en Nueva York dirigido a artesanos entre 14 y 35 años de edad, el concurso de arte joven auspiciado por Fomento Cultural Banamex con tres ediciones a artesanos de 18 a 45 años de edad.

En algunas comunidades ha sido gestor férreo de conservar el maravilloso “Tianguis tradicional”, con la vendimia autóctona que nos caracteriza a los oaxaqueños y que en algunas comunidades de oaxaca aún se conserva el “trueque”. Por toda su trayectoria artística creativa y su gran labor de gestión al fundar el Museo Estatal de Arte Popular “Oaxaca” para beneficio de todo el gremio artesanal de Oaxaca; el estado mexicano le brinda un merecido reconocimiento como Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 en el rubro de artes y tradiciones.

Su contribución no solo ha sido a través de su trabajo reconocido en varios países; sino su interés por brindarle mejores condiciones a las y los artesanos que él llega a considerar “sus hermanos” y con voz quebrada siempre lo refiere “ya es justo que el arte del pueblo se le brinde el lugar que se merece, mujeres y hombres han dejado su vida en sus talleres, pero siguen presentes en sus obras y en
la preservación de esta memoria cultural que se niega a morir.

 

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