Para que nunca nadie olvide sus rostros, sus vidas, y el hecho de que a 10 años prevalece la impunidad en este crimen de Estado, ayer fue develado un memorial que recuerda a los 43 normalistas de Ayotzinapa en la avenida más visitada de la Ciudad de México: en la esquina de Paseo de la Reforma y Juárez, justo atrás del antimonumento +43.

Galería: Conmemoran décimo aniversario de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa

Este memorial fue colocado por familiares y agrupaciones en el camellón de Reforma, como parte de las actividades para recordar la ausencia de los normalistas.

En él las familias detallan que “nuestros hijos fueron desaparecidos la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

“Instalamos este memorial para exigir verdad, justicia y el fin de la impunidad en nuestro país. A 10 años de los hechos nuestra demanda es inclaudicable, por lo que al gobierno le exigimos la presentación con vida de nuestros hijos.”

La marcha inició minutos antes de las 17 horas en el Ángel de la Independencia y concluyó en el Zócalo capitalino.

A la vanguardia estuvieron padres y madres de los jóvenes desaparecidos, quienes desde su llegada fueron arropados por miles de normalistas, defensores de derechos humanos, sindicalistas y organizaciones populares que les repitieron una y otra vez: no están solos y que los acompañarán hasta que la justicia sea una realidad.

La llovizna no impidió que miles de personas y organizaciones participaran en la conmemoración de la llamada noche de Iguala.

Entre los contingentes participantes estuvieron maestras y maestros de diferentes secciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, del Comité 68, estudiantes de la UNAM, IPN, UAM, UACM, así como del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco, y de movimientos sociales y de derechos humanos.

Pueblo, escucha, por tus hijos es la lucha, y que los ojos de los desaparecidos los persigan en todas partes, y que el llanto de sus madres no les dejen dormir, fueron algunas de las consignas de los manifestantes.

A diferencia de otras ocasiones, los normalistas no lanzaron cohetones ni pintaron mobiliario urbano, en respeto a la memoria de sus compañeros; sin embargo, un grupo de jóvenes vestidos de negro y con el rostro cubierto se infiltraron en la movilización pacífica.

El bloque negro cometió diversos desmanes a los largo del trayecto: rompió vidrios de comercios e instituciones bancarias, hoteles, tiendas de autoservicios, puestos fijos de periódicos y estaciones del Metrobús, e incluso logró destruir algunas protecciones de madera y de metal que resguardaban algunos establecimientos.

Los encapuchados quemaron mobiliario de cafeterías e instituciones bancarias. En la esquina de Isabel la Católica y 5 de Mayo derribaron la cortina metálica de un local de trajes para hombres, donde saquearon las prendas para regalarlas a la gente.

Realizaron pintas en fachadas de comercios, monumentos, vandalizaron todo lo que se les cruzaba en el trayecto, para lo cual llevaban tubos, palos, piedras, hachas, martillos y artefactos explosivos.

Luego de más de tres horas de caminata, en la que también se recordó a los tres estudiantes asesinados hace 10 años y al normalista Aldo Gutiérrez –quien sigue en coma–, los primeros contingentes llegaron a escasos metros de la explanada de la Plaza de la Constitución, donde se encontraron con estructuras de concreto y vallas metálicas que impedían el paso de los autobuses y de los manifestantes.

Eso no impidió su llegada a la explanada, pues madres y padres comenzaron a pasar por un reducido espacio que encontraron entre las protecciones de concreto, colocadas en la calle 5 de Mayo y Palma, sin dejar de expresar su asombro y denunciar que esto no se veía ni con Peña Nieto.

El resto de los contingentes comenzaron a colarse al Zócalo capitalino a cuentagotas, donde las agrupaciones instalaron un templete para realizar el mitin central de la conmemoración.

Mientras padres y madres de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa llevaban a cabo el mitin, grupos de encapuchados quemaron pancartas y papeles junto a las vallas metálicas que resguardaban Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana.

Escribieron consignas en contra del gobierno y lanzaron alrededor de 20 cohetones por encima de las protecciones. También golpearon las estructuras metálicas con mazos, machetes y hachas, sin lograr tirarlas ni dañarlas.

La jornada de lucha de ayer incluyó un encuentro entre padres y madres y estudiantes universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ahí, las familias aseguraron que la actual administración nos deja con una herida que todavía sangra.

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