Ciudad de México. En el caso Ayotzinapa “hay muchísima desinformación y obviamente intereses políticos de adversarios nuestros, tanto en el país como afuera” que intentan desacreditar a una institución como el Ejército para someter a las autoridades mexicanas, aseveró el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En torno a los argumentos de los abogados de las familias de los jóvenes normalistas en el sentido que el Ejército no le ha dado toda la información sobre el caso, el mandatario sentenció: “no me estoy chupando el dedo, es muy difícil que me tomen el pelo”.

Interrogado en la mañanera de este miércoles sobre la carta e informe que, dijo, hizo llegar ayer a las familias de los 43 normalistas víctimas de desaparición forzada hace una década en Iguala, Guerrero—del que La Jornada da cuenta hoy en su edición impresa—, el jefe del Ejecutivo deslindó al Ejército como institución de haber participado en los crímenes.

A lo sumo, enfatizó, los militares que pudieran estar implicados —algunos de ellos bajo proceso penal— serían responsables de omisión por no haber actuando cuando se daban los hechos o por su presunta vinculación con el crimen organizado.

“Aparecen involucrados militares, (pero) estaríamos hablando de posibles delitos de vinculación con la delincuencia organizada, o porque esa noche salieron soldados del batallón que fueron a la comandancia (en Iguala), que fueron a un hospital, aunque no participaron en la detención desaparición de los jóvenes sí pueden resultar responsables por el delito de omisión, al no haber actuado para evitar los actos de violencia contra los jóvenes”.

En víspera que se cumplan 10 años de los hechos suscitados la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, el jefe del Ejecutivo reconoció que durante su mandato, y pese a su compromiso por resolver estos crímenes, si bien se avanzó, “no como quisiéramos”.

Reiteró, como lo ha hecho desde hace al menos dos años, que las fuerzas armadas han colaborado y apoyado para llegar a la verdad y la justicia en este caso, y sobre todo dar con el paradero de los estudiantes.

“Hemos contado con apoyo de las fuerzas armadas, dicen los abogados de los padres y el Prodh (Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez) que no me hacen caso a mí los mandos del Ejército y que manda el Ejército, y que aunque yo tenga buenas intensiones no puedo obligarlos a que digan la verdad.

“Les comento que yo soy un hombre de principios, independientemente de que soy comandante de las fuerzas armadas, y además lo he hecho hasta por escrito, dando instrucciones, órdenes, pues no me estoy chupando el dedo, es muy difícil que me tomen el pelo, sólo Álvaro que me corta el cabello me toma el pelo. No me dejo, y eso lo saben bien todos, sobre todo mis adversarios. Entonces, al contrario, los mandos de las fuerzas armadas han cooperado, han ayudado”.

El mandatario acentuó que la intención de socavar al Ejército está ligada a intereses políticos nacionales y del exterior que intentan debilitar a las instituciones del país.

“¿A quiénes les conviene que tengamos un Ejército debilitado, sin autoridad, no sólo fuerzas armadas debilitadas, instituciones nacionales debilitadas, la institución presidencial? Pues a los poderes extranjeros, a las hegemonías. Porque una autoridad nacional sin fortaleza, pues es como una hoja seca, no puede defender los interese de la nación”.

Indicó que si el Ejército, la institución presidencial u otras instituciones de la nación se subordinan a los gobiernos extranjeros, México dejaría de ser un país libre, independiente y soberano.

“Siempre hay esa intención de socavar instituciones nacionales para poder someter, que es una práctica siempre de los potentados, que se usa, es un método”.

El Presidente leyó íntegra la carta enviada a las familias, de siete cuartillas. “Ayer envíe, en efecto, una carta a los padres de los jóvenes de Ayotzinapa que fueron desaparecidos hace diez años. Hice el compromiso con ellos de buscarlos hasta encontrar a los jóvenes. Y trabajamos en eso todo el tiempo, se avanzó, no como quisiéramos, pero no es un expediente cerrado”, planteó.

Indicó que las indagatorias continuarán y desde su perspectiva “se aclararon varias cosas que no se conocían, que la gente no sabía, porque siempre se manejó este asunto sólo arriba, este lamentable caso.

“Y cuando hablo de arriba, no sólo hablo de los potentados en lo económico, lo político, sus medios de información, sino también de las organizaciones sociales, las organizaciones de defensa de derechos humanos que no dejan de estar en al cúpula, que no dejan de pertenecer a lo que se llama sociedad política”.

Refirió que se trata de una carta con un informe y anexos, con los que da cuenta para cerrar su sexenio —a cinco días de concluir— de lo que se realizó en su gestión por el caso Ayotzinapa, que fue uno de sus 100 compromisos que presentó al tomar posesión el 1 de diciembre de 2018.

“En la carta hay un resumen que puede servir para conocer sobre lo sucedido y lo que se lleva hasta ahora de la investigación. Primer lugar, decir que nunca dejamos de buscar a los jóvenes”.

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