No prometo que salgan alegres y con la mente tranquila de esta exposición. No quise generar arte que causara comodidad, confesó Sofía Weidner durante la inauguración de Musas negras, en el Museo de la Ciudad de México. Emociones tristes, dolorosas y furiosas están plasmadas en las obras que hoy trascienden porque al ser vistas por el público significan cobijo, el abandono de la soledad y un sueño cumplido. Así como el feminismo devolvió dignidad a mi existencia, el arte también, declaró la creadora.

Quise generar arte que me ayudara a expresar emociones y recuerdos que ya no podían habitar en mí. Quise sanar a través del arte, buscaba romper el tabú de la tristeza y el duelo, esos que se llevan en secreto y solitario en nuestras habitaciones, de eso que rara vez puedo pronunciar, fueron algunas de las palabras emitidas en la ceremonia de apertura ante un numeroso público que esperaba en el patio del recinto en el Centro Histórico.

Óleos, bordados, guaches, esculturas, crochet e ilustraciones son técnicas utilizadas en 26 piezas que integran la primera exposición individual de Weidner, artista nacida en la Ciudad de México en 1991. Con una trayectoria en la ilustración, Musas negras conjuntó trabajo realizado en los 10 años recientes por la diseñadora egresada de la Universidad Iberoamericana y estudiante de maestría en Diseño y Comunicación Visual en la Universidad Nacional Autónoma de México. Son años de trabajo, de emociones profundas, intensas, incómodas, secretas, indicó el pasado sábado 10 de agosto.

Una manta con el dibujo de un útero florido es visible en cuanto se ingresa a la sala y declara: Ante la violencia machista autodefensa feminista. La hizo para la marcha del 8 de marzo de 2020. A un costado, una sucesión de retratos de rostros incrustados con lágrimas de cristales escarlata manifiestan la tristeza. Unas rodillas ensangrentadas sobre una silla sobresalen desde otro muro.

No están solas

Pude darme cuenta de que lo que yo sentía en solitario, muy probablemente muchas mujeres también lo han sentido y entonces me sentí menos sola, menos señalada, relató Sofía, lamentablemente somos muchas, pero con el deseo de que en esta reunión femenina pueda surgir la sororidad y las redes de apoyo.

Usted pase es la instrucción en la entrada de una casa de tela montada en la sala. En el interior un foco rojo resplandece junto a una angustiante maraña de tiras del mismo color. Yo tengo una casa. En alguna parte de la montaña mi casa brotó. Regué la tierra con sueños y arte, sus raíces se anclaron ante la sombra de dos cedros, es parte de la poesía garabateada sobre uno de los frágiles muros.

La curadora de la exposición, Magaly Hernández, afirmó que algo en común con la creadora y muchas otras es que también sufrió violencia. Encontramos en el feminismo una forma de expresarnos y no callarnos. Es importante saber que aunque hayamos sufrido violencia fue un acto catártico esta exposición.

A través de las obras de la artista se puede percibir el dolor y el silencio. Sofía apuntó: No están solas, yo sí te creo, e instó a romper con el silencio, la culpa y denunciar.

José María Espinasa, director del museo, comentó que Musas negras responde a tiempo de mujeres, que no es únicamente un eslogan, sino que impulsa exponer tanto a artistas con trayectoria como a jóvenes y noveles, como es el caso de Sofía Weidner.

En este sentido, Argel Gómez Concheiro, encargado de despacho de la Secretaría de Cultura capitalina, resaltó que hace seis años Claudia Sheinbaum, hoy presidenta electa del país, como jefa de gobierno de la Ciudad de México pidió que se hiciera un festival y no fue ocasión de unos días al año, sino una política permanente de apertura de los recintos culturales y la programación de la presencia de las mujeres con la muestra de su trabajo. En este tiempo de mujeres es como Sofía Weidner, militante, sensible, que increpa y cuestiona, llega a este desfile de musas.

Un elemento fundamental de la transformación que está viviendo México sin duda es por el reclamo de las mujeres de cambiar las estructuras, las relaciones; increpan a los hombres, han tomado las calles y las plazas, los recintos cultuales, los museos y lo teatros. Una forma tremendamente poderosa porque va a los sentimientos y a la sensibilidad de las personas, es el arte que están produciendo las mujeres.

La exposición Musas negras estará abierta al público hasta el 10 de noviembre, en el Museo de la Ciudad de México, en Pino Suárez 30, Centro Histórico.

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