Truman Capote (Nueva Orleans, 1924) es un autor sumamente talentoso, quizá llamado a ser el heredero de Faulkner, pero a quien la sociedad neoyorquina venció como escritor, pudo más la vida social de la élite y su obra se difuminó, opina el narrador Alejandro Espinosa Fuentes.

El escritor mexicano ofrecerá el 26 de septiembre la ponencia Breakfast at Coapa: Un diálogo con la obra temprana de Capote de sur a sur, unos días antes de que se cumpla un siglo del nacimiento de quien silenció su pluma después de su novela cumbre, A sangre fría, para convertirse en el alma de las fiestas, no obstante que desde muy joven demostró su genialidad.

Espinosa expresa que Truman “es un personaje de quien a veces su biografía o el chisme alrededor de él estorba un poco para leer su obra. Sus primeros textos sí son comentados, pero en lugares muy especializados. Parece que todos se quedan con el Capote neoyorquino o el que bajó a Kansas para escribir sobre el crimen que narra en A sangre fría (1966), pero nadie comenta que también era un niño prodigio que se crio en el sur, con una familia rota entre Nueva Orleans y Alabama. Eso es lo que a mí me gusta relacionar en lo que tengo en mi obra y en mi idea”.

Al revisar sus novelas y cuentos, el especialista considera que es un autor artesanal, no tiene una frase mala, escribe con una atención muy precisa. Sin embargo, su obra está muy dispersa a lo largo de las décadas. Significó también un final muy triste, que acabó en el alcoholismo, las drogas y rechazado por toda la burguesía neoyorquina.

Los cien años del nacimiento de Truman Capote se cumplen el 30 de septiembre y con este motivo la Casa Estudio Cien Años de Soledad y la Fundación para las Letras Mexicanas convocó a tres escritores contemporáneos con el fin de hacer un acercamiento al autor estadunidense en un ciclo de charlas que se transmiten por Internet.

El ciclo coordinado por Juan Villoro empezó con la conferencia Narrar el crimen: de Capote a Ayotzinapa, que impartió el cronista Emiliano Ruiz Parra el 12 de septiembre. A partir de la novela de no ficción sobre los homicidios de la familia Clutter en Holcomb reflexionó acerca de los crímenes y su escritura, en la que han incursionado otros autores, como el mexicano Vicente Leñero, la argentina Leila Guerriero y el estadunidense John Gibler.

Olivia Teroba abordará hoy a las protagonistas de narraciones con la conferencia La sublevación de la ternura.

Finalmente, Espinosa Fuentes cerrará el ciclo con una conversación en torno a la obra temprana, por ejemplo, su primera novela Otras voces, otros ámbitos (1948), así como El arpa de hierba (1951) y Desayuno en Tiffany’s (1958), además de algunos cuentos, para analizar la evolución de su estilo de escritura.

“Es en el sentido de una fijación con la idea del sur como capricho, ya sea el sur de Estados Unidos, de la Ciudad de México u otro lugar. Entonces quería ver de dónde venía el germen creativo de la posibilidad de imaginar ese sur que está en los cuentos y sus primeras dos novelas. Voy a hablar particularmente de eso para no repetir el mismo tema de la novela no ficción o aquello del chisme de los 60 y 70, el de ‘era amigo de Marilyn Monroe’ y ‘se peleó con Audrey Hepburn’, que a veces estorban para leer su obra como un escritor muy poderoso y con muchísimo potencial.”

El autor de la novela Mundo anclado apunta que es en el sur donde Capote forja la búsqueda de temas muy caprichosos que aparecen a lo largo de su trabajo como la convivencia con la población afroestadunidense, muy natural y que allí genera aprendizajes de supersticiones, las visiones de los talismanes que se repiten en sus cuentos y primeras obras.

También fue cercano de la escritora Harper Lee, de quien hace un retrato en Otras voces, otros ámbitos, mientras ella describe en su novela Matar un ruiseñor a un güerito, chaparrito muy simpático llamado Dill, que es Truman Capote.

En el sur, el autor estadunidense forjó su imaginario. Siempre va a tener predilección por personajes sureños con juventudes desgarradas. Sin embargo, ese potencial no se cumplió; la vida social, el alcohol y las drogas lo destruyeron un poco, pero en esos inicios, a sus 20 años, fue una pluma poderosísima, concluye Espinosa Fuentes.

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