Moscú. La Comisión Electoral Central (CEC) de Rusia dio a conocer este lunes los resultados definitivos de los comicios que ganó el actual presidente ruso: con el 100 por ciento de las boletas escrutadas, Putin obtuvo 87.28 por ciento de los votos, con una participación de 77.44 del padrón.

Los tres otros contendientes no llegaron juntos ni a 12 por ciento de los votos: Jaritonov (4.31 por ciento), Davankov (3.85 por ciento) y Slutsky (3.20 por ciento).

Son resultados que nunca antes se habían alcanzado en la Rusia postsoviética y que para sus partidarios demuestran que la mayoría abrumadora de los rusos respalda la “operación militar especial” de Putin en Ucrania.

Los seguidores del mandatario ruso interpretan este conflicto armado como respuesta a la amenaza que representa “la agresión de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) mediante el régimen neonazi de Kiev que pretendía aniquilar a la población de origen ruso del este y sur de Ucrania”, tesis recurrente que se escucha en boca de altos funcionarios rusos y que pudo escucharse éste lunes en los canales de la televisión pública local, cuya programación se centró en destacar la abrumadora victoria electoral de Putin.

En ese contexto, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, rechazó categórico las declaraciones del gobierno de Estados Unidos en el sentido de que los comicios no fueron ni libres ni justos. “Estamos totalmente en desacuerdo con esta evaluación, que como señaló anoche (domingo) nuestro presidente eran previsibles, por cuanto EU es un país profundamente involucrado en la guerra en Ucrania y, de hecho, está en guerra con Rusia. En las presentes circunstancias no podíamos esperar otro tipo de comentarios desde Washington”.

Al matizar que Putin no confirmó que se estaban llevando a cabo negociaciones para intercambiar a Aleksei Navalny, líder opositor muerto en prisión, sino que sólo se informó a su jefe que en Occidente existía esa idea, Peskov aprovechó el contexto para arremeter contra su viuda que prometió seguir la causa de su marido: “Hay muchas personas que viven en otros países y se han aislado por completo de su patria. Yulia Navalnaya pertenece cada vez más al área de aquellas personas que están perdiendo sus raíces, los lazos con su patria, y dejan de sentir el pulso de su país”.

Para Viacheslav Volodin, presidente de la Duma o cámara de diputados de Rusia, “el triunfo de Putin en los comicios es un triunfo de los ciudadanos de nuestro país. Las elecciones mostraron la consolidación de la sociedad, así como un altísimo grado de confianza en Vladimir Putin. (…) Los resultados rebasaron todas las expectativas. Es una respuesta a todos los que han hecho todo para que nuestro país no sea fuerte, para desintegrarlo”.

A su vez, Ela Pamfilova, presidenta de la máxima autoridad electoral en Rusia, la CEC, está convencida de que el índice de participación tan alto (77.44 por ciento) se debió a que “hay que tener una mentalidad cavernícola, primitiva para no conocer cómo es nuestro pueblo: tenemos un país libre y un pueblo culto que no admite presiones ni de dentro ni de fuera”.

En contraste, la oposición rusa sostiene que las cifras con que la CEC certifica el triunfo de Putin no tienen ninguna importancia porque, a juicio de Abbas Galiamov (ex redactor de los discursos de Putin, ahora en el exilio), “no se corresponden con la realidad, son inventadas, y hubiera sido más digno, aún haciendo trampa, decir que sacó 57 por ciento de los votos, pero casi 90 por ciento, por favor… ni que estuviéramos en Turkmenistán (república ex soviética de Asia central)”.

Y no se trata –opina por ejemplo el periodista Serguei Parjomenko– sólo de que no se permitió que Putin tuviera rivales en las urnas o que cualquier candidato pudiera expresar libremente lo que piensa, sino de lo que los expertos de Golos, que traducido del ruso significa a la vez Voz y Voto, organización no gubernamerntal proscrita por las autoridades que monitorea las elecciones en Rusia, documentaron –a pesar de las dificultades que enfrentan para realizar su labor– como múltiples irregularidades que inflaron los resultados del vencedor, según explicó su codirector Stanilsav Andreichuk al presentar este lunes un informe preliminar sobre los comicios presidenciales del domingo.

Los adversarios del Kremlin –entre muchos otros, los politólogos Aleksandr Morozov y Fiodor Krashenninikov– están convencidos de que el altísimo resultado que obtuvo Putin sólo se explica con la alteración de una tercera parte de los votos, los procedentes de la votación electrónica que mostraron más de 90 por ciento por Putin, los sufragios a punta de pistola en las regiones anexionadas de Ucrania (Jersón, 88 por ciento; Zaporiyia, 82 por ciento; Lugansk, 94 por ciento; y Donietsk, 95 por ciento), los votos masivos procedentes de las repúblicas subsidiadas por Moscú como Chechenia con su inverosímil 98.99 por ciento de apoyo y la mitad de las boletas inexistentes que figuran como depositadas en favor del actual presidente.

Con ese abrumador triunfo, considera el politólogo Dimitri Oreshkin, Putin “podrá hacer lo que quiera y va a continuar la guerra e intensificar la represión contra sus ‘enemigos’, al tiempo que sigue perdiendo el sentido común bajo una estruendosa ovación de los trabajadores y de su entorno más cercano”.

El día después de la reelección del presidente Vladimir Putin, el Kremlin organizó éste lunes un magno concierto-mitin en la Plaza Roja de Moscú para conmemorar el 10 aniversario de la anexión de Crimea.

La apoteosis llegó con la aparición en el escenario del ganador de los comicios del domingo anterior. Putin permaneció ahí no más de 10 minutos y estuvo acompañado de sus tres rivales formales que perdieron en las urnas, coincidiendo los cuatro, como parte de un mismo equipo del titular del Kremlin, en felicitar a los rusos con motivo del regreso de la península de Crimea a Rusia hace diez años.

Foto Afp

Queridos amigos, saludo sinceramente a todos y los felicito por esta fiesta: la reunificación de Crimea y Sebastópol con Rusia”, dijo Putin. También prometió que Moscú y las nuevas entidades de la Federación Rusa (Crimea y las cuatro regiones ucranias anexionadas) seguirán adelante “juntos, de la mano, lo que nos hace realmente más fuertes, no con palabras, sino con hechos”.

Aclamados por la multitud reunida en el emblemático sitio de la capital rusa, Vladimir Putin, Nikolai Jaritonov, Vladislav Davankov y Leonid Slutsky se retiraron y el concierto en el que habían actuado grupos como Liubé o cantantes como Grigori Leps, que apoyan la “operación militar especial” en Ucrania, llegó a su fin.

Compartir