Los portugueses votan el domingo en unas elecciones legislativas anticipadas que podrían marcar un giro hacia el centroderecha, después de ocho años de gobierno socialista y en pleno avance de la ultraderecha.

A tres meses de las elecciones europeas, los comicios en Portugal, donde están llamados a las urnas 10,8 millones de votantes, podrían confirmar así que la extrema derecha está en auge en todo el continente, como ya se vio en Italia y Países Bajos.

Portugal era un de los pocos países en Europa liderados por la izquierda cuando en noviembre el primer ministro saliente, Antonio Costa, dimitió tras ser citado en una investigación por tráfico de influencias.

“Estamos en un momento crítico (…), lo que vivimos hoy puede presentar un momento de cambio”, dijo a la AFP José Cardoso, un empresario de 38 años que votó en un barrio residencial del norte de Lisboa.

“Estas elecciones son completamente diferentes de las otras ya que, por primera vez, nuestra democracia está amenazada”, advirtió por su parte Sofia Manuel, una programadora de 34 años, tras votar en una escuela del centro de la capital.

La tasa de participación a media jornada era de 25,21%, en alza en comparación a las últimas legislativas (23,27%), informó la administración electoral.

Según los últimos sondeos antes de los comicios, la Alianza Democrática (AD) de centroderecha liderada por Luis Montenegro, de 51 años, encabeza las encuestas con poco más del 30% de las intenciones de voto, y tiene una pequeña ventaja sobre el Partido Socialista (PS), agrupado en torno a Pedro Nuno Santos, de 46 años.

El partido antisistema Chega (Basta), con André Ventura, de 41 años, al frente y tercera fuerza política desde las legislativas de 2022, podría obtener entre el 15 y 20% de los votos.

“Dos caras de la misma moneda”

Según las encuestas preelectorales, que aún contaban muchos indecisos, toda la derecha (compuesta por AD, Chega e Iniciativa Liberal) debería ser mayoritaria en el próximo Parlamento.

Sin embargo, Montenegro descarta formar gobierno con el apoyo de la extrema derecha, a riesgo de provocar un estancamiento si no alcanza la mayoría de los 230 escaños ni siquiera aliándose con los liberales.

“Estoy muy tranquilo y me siento muy optimista”, declaró el domingo el líder de AD tras haber votado en Espinho, cerca de Porto, en el norte.

Para el populista Ventura, los dos grandes partidos de centro, que se alternan el poder desde la llegada de la democracia en el país, son “sólo las dos caras de la misma moneda”.

“Para el cambio, se necesita a Chega”, dijo este profesor de Derecho y antaño comentarista de fútbol, conocido por sus ataques xenófobos contra la minoría gitana.

El balance del actual gobierno socialista se ha visto empañado por la inflación, pese a la consolidación de las finanzas públicas, el crecimiento por encima de la media europea y el bajo nivel de desempleo.

Portugal también ha sufrido problemas en los servicios de salud y las escuelas, así como una gran crisis inmobiliaria.

A esto se suman una serie de escándalos de corrupción, que terminaron haciendo caer a Antonio Costa, y el aumento de población migrante, que se ha duplicado en cinco años, dos de los temas electorales de la extrema derecha.

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