Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció este lunes su candidatura a un segundo mandato, que pese a que está bien situada se perfila complicado en un momento en que la extrema derecha muestra sus ambiciones.
La exministra alemana de Defensa, miembro de la CDU -el partido conservador alemán dirigido durante mucho tiempo por Angela Merkel-, recibió el lunes el apoyo de su familia política en una reunión celebrada en Berlín.
“Debemos defendernos de las divisiones internas y externas. Estoy segura de que tenemos la fuerza para hacerlo, y esa es la tarea que me he impuesto”, declaró ante la prensa.
En los cinco años que lleva presidiendo el ejecutivo europeo, la unidad del bloque de los 27 fue puesta a prueba por el Brexit, la pandemia de covid-19, la ofensiva rusa en Ucrania y el tira y afloja entre Estados Unidos y China.
Von der Leyen, que fue elegida por un estrecho margen en 2019 tras ser impuesta como candidata sorpresa y se convirtió en la primera mujer en dirigir la Comisión, acude esta vez, a sus 65 años, a la campaña con ventaja.
Las elecciones europeas, que se celebrarán del 6 al 9 de junio, darán lugar a una renovación de los responsables de las principales instituciones de la Unión Europea, incluida la Comisión Europea.
Según los sondeos, el Partido Popular Europeo (PPE), al que pertenece la CDU de von der Leyen y formación con más jefes de Estado y de gobierno de la UE, saldrá vencedor.
Se espera que von der Leyen sea nombrada por el PPE cabeza de lista para las elecciones europeas, durante un congreso que se celebrará el 6 y 7 de marzo en Bucarest, Rumanía.
Nuevos equilibrios
Sin embargo, a cuatro meses de los comicios, los partidos de extrema derecha no esconden su ambición, impulsada por las preocupaciones de los europeos por la desaceleración económica, las normativas sobre el medioambiente o las políticas de asilo.
Varios sondeos apuntan a un fuerte auge del grupo Identidad y Democracia (ID), que incluye a la Agrupación Nacional (RN, Francia) de Marine Le Pen, al belga Vlaams Belang, al alemán AfD y el austriaco FPÖ, y podría convertirse en el tercer grupo del hemiciclo.
Si la derecha radical sale reforzada de las próximas elecciones, corre el riesgo de endurecer la política de inmigración y dificultar la aprobación de muchas leyes, especialmente las medioambientales.
Los diputados conservadores del PPE, conscientes de esta competencia, llevan un año luchando contra los proyectos legislativos emblemáticos del Pacto Verde Europeo.
Ante la creciente reticencia a las normativas medioambientales, von der Leyen anunció en el otoño boreal “una nueva fase” del Pacto, enfocado en la competitividad empresarial.
Reforzar la defensa europea también será previsiblemente una cuestión clave para la futura Comisión, especialmente ante el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, que podría hacer tambalear el papel de ese país en los pactos de seguridad colectiva.
“Debemos reforzar la capacidad de defensa de Europa”, declaró el lunes von der Leyen, que prevé crear un nuevo puesto de comisario de Defensa si es reelegida.