Wasnington. El Senado de Estados Unidos presentó ayer un proyecto de ley bipartidista de seguridad fronteriza de 118 mil millones de dólares que también proporcionaría ayuda a Ucrania e Israel tras meses de negociaciones, y que reforzará la seguridad fronteriza y endurecerá las leyes de asilo, pero la medida se enfrenta a un futuro incierto por la oposición de Donald Trump y los republicanos de línea dura.

Al celebrar el anuncio, el presidente, Joe Biden, dijo: “hemos alcanzado un acuerdo bipartidista sobre seguridad nacional que incluye las reformas fronterizas más duras y justas en décadas. Lo apoyo firmemente”, e instó al Congreso a “aprobar rápidamente” el paquete para que pueda firmarlo y convertirlo en ley.

El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, dijo que tomaría medidas para celebrar votar el proyecto de ley el miércoles, que se enfrenta a opositores de ambos partidos.

La senadora independiente Kyrsten Sinema dijo a los periodistas que la legislación aseguraría la frontera sur de Estados Unidos, incluso exigiendo al Departamento de Seguridad Nacional que la cierre si hay un promedio de más de 5 mil intentos de cruce por día durante siete días.

Además de 20 mil 230 millones de dólares para seguridad fronteriza, el proyecto de ley incluía 60 mil 60 millones de dólares para apoyar a Ucrania en su guerra con Rusia, luego de haber suspendido sus envíos ayuda militar alpaís invadido, 14 mil 100 millones de dólares en ayuda a la seguridad de Israel, 2 mil 440 millones de dólares para el Mando Central de Estados Unidos y el conflicto en el mar Rojo, y 4 mil 830 millones de dólares para apoyar a los socios de Estados Unidos en el Indo-Pacífico que se enfrentan a la agresión de China, según cifras de la senadora Patty Murray.

Otros 10 mil millones de dólares servirían para proporcionar ayuda humanitaria a la población civil de Gaza, Cisjordania y Ucrania.

Schumer dijo que el acuerdo prevé la contratación de más personal de primera línea y funcionarios de asilo, así como la instauración de nuevos procesos para tomar decisiones “más rápidas y justas” en materia de inmigración.

En un intento por superar la oposición de los republicanos de la Cámara de Representantes, Mitch McConnell, el principal republicano del Senado, había insistido el año pasado en que en el paquete de financiación de la seguridad nacional se incluyeran cambios en la política fronteriza. El proyecto de ley reformaría el sistema de asilo en la frontera con una aplicación más rápida y estricta, y otorgaría a los presidentes nuevos poderes para expulsar inmediatamente a los inmigrantes si las autoridades se ven abrumadas por el elevado número de personas que solicitan asilo.

En un cambio en materia de inmigración en un año electoral, Biden y muchos demócratas han aceptado la idea de que la vigilancia fronteriza sea más estricta, mientras que Trump y sus aliados han criticado las medidas propuestas por considerarlas insuficientes.

De su lado, el gobernador de Texas Greg Abbott regresó ayer a Eagle Pass con más de una decena de gobernadores republicanos que han celebrado su enfrentamiento con el gobierno federal en torno a la aplicación de las leyes de migración. Abbott reiteró sus afirmaciones de una “invasión” en la frontera sur. Nuevamente se refirió a una cláusula que asegura que lo respalda legalmente para defender a Texas.

 

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